CRÍTICA: “Un Mal Día lo Tiene Cualquiera”
‘Jo, ¡qué noche!’ a la española.
Si algo caracteriza a Álex de la Iglesia como director y guionista, es esa facilidad que tiene de mostrar la comedia y las situaciones surrealistas desde una mirada de terror. Una figura capaz de generar en el espectador que va al cine a ver una película de comedia, una sensación de estupor macabro que subyace ya bien sea en la trama que se nos narra o en el tratamiento visual y sonoro que se le da a la misma. Algo que el director vasco no solo plasma en muchas de las películas que dirige y guioniza (algunos ejemplos son “El día de la Bestia” o “El bar”), sino también en las que produce. Películas, estas últimas, donde Álex de la Iglesia se limita a observar como otros, en este caso la directora novel Eva Hache (“7 vidas”) y la guionista (también debutante) María Elena Morales García, tratan de reproducir la fórmula que le hizo grande.
Y es que, “Un mal día lo tiene cualquiera” perfectamente podría haber salido del imaginario del cineasta ganador del Goya a Mejor Director por “El día de la bestia”. Una comedia sobre Sonia (Ana Polvorosa), una mujer responsable, ordenada y con el sentido de la norma muy integrada que en una sola noche se verá obligada a improvisar y a hacer todo aquello a lo que no se había atrevido a lo largo de sus treinta y seis años de edad; pero sobre la que sobrevuela continuamente un aura de terror y pánico.
Un enfoque un tanto diferente a una premisa que recuerda mucho a la de la “Jo, ¡qué noche!” de Martin Scorsese, y que se orquesta a través de la dirección y la banda sonora. Una dirección, la de Eva Hache, que en muchas ocasiones recuerda a la de grandes nombres del cine de terror (se me viene a la cabeza la figura de George A. Romero y su “La noche de los muertos vivientes”), pero que es capaz de resultar tediosa y cargante en los apenas 78 minutos de metraje. Una constante exaltación de los elementos terroríficos de la trama a base de la puesta en escena taciturna y lúgubre y el juego de cámaras “persecutorio”, que terminan por narrar los acontecimientos de la trama de manera repetitiva, dando la sensación de estar experimentando un bucle que no se va a acabar nunca. Algo que consigue plasmar la sensación que experimenta el personaje de Ana durante esta fatídica noche donde cada improvisación le lleva a un estrato inferior de los submundos nocturnos de Madrid, pero que se siente demasiado cargante y pretencioso.
Pretenciosidad a la que no ayuda la histriónica banda sonora compuesta por Vanessa Garde (“Tarde para la ira”) que, si bien es cierto que carga con la responsabilidad de aportar la nota de tensión y terror en la historia, se siente demasiado protagonista en muchos tramos de la cinta, pecando de una grandilocuencia del todo innecesaria.
Pero si algo está de diez en la película, además de la premisa y el mensaje que esta posee sobre la imposibilidad de poder controlar todos y cada uno de los aspectos de la vida, esa es Ana Polvorosa. La actriz madrileña nos deja una actuación impecable que nos lleva a plantearnos si nosotros hubiéramos podido mantener esa compostura y buen hacer en muchas de las situaciones que vive durante la película, a la par de hacer totalmente creíble el surrealista largo viaje hacia la noche que recorre su personaje.
En definitiva, “Un mal día lo tiene cualquiera” supone una película de excesos (tanto técnicos como de dirección), donde no se ha conseguido encontrar el punto justo de cocción, y que marchitan una premisa bastante interesante y que podría haber dado mucho más juego de haber sido tratada con un enfoque diferente. Una ‘feel good movie’ disfrazada de comedia de terror que se pierde en su propio juego rocambolesco.
NOTA: ★★½
“UN MAL DÍA LO TIENE CUALQUIERA”, YA EN CINES.
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