CRÍTICA: “Desconocidos” (“All of Us Strangers”)
Una mirada melancólica e intimista hacia el pasado.
Probablemente, una de las cosas más duras que puede experimentar en su vida una persona sea la pérdida de un ser querido. Una pérdida que, independientemente de que sea esperada o inesperada, siempre deja huella en la persona, marcándola de una forma u otra para el resto de su vida. Una marca que puede quedarse con nosotros más o menos tiempo, pero que, en la mayoría de ocasiones, supone un punto de inflexión en nuestras vidas. Unas vidas que, al igual que le pasa al personaje de Andrew Scott (Fleabag) en Desconocidos, pueden tornarse más grises y melancólicas sin necesidad de darnos cuenta.
En Desconocidos, Andrew Haigh (La sangre helada) se inspira en la novela del japonés Taichi Yamada, Strangers, para presentarnos a Adam (Andrew Scott), un escritor británico afincado en Londres, que trata de curar las heridas que le dejó la muerte prematura de sus padres cuando él era tan solo un niño, mientras que empieza a conocer a Harry (Paul Mescal), un joven vecino que pone patas arriba su anodino estilo de vida. Un pasado con el que es capaz de conectar visitando la casa donde pasó su infancia, y en la que podrá volver a conectar, física y espiritualmente, con sus difuntos padres (interpretados por Jamie Bell y Claire Foy).
Para ello, el director británico se vale de una serie de elementos visuales y sonoros del cine de fantasía para poder “verbalizar” esta curación a través del espacio y el tiempo. Una verbalización capaz de hacerte entrar y salir de manera continuada de la dinámica que te plantea la película, gracias al mimo con el que se configuran las imágenes de Desconocidos, y que te mantiene en una concatenación de melancolía y misticismo. Unas imágenes donde la puesta en escena impecable de Haigh es capaz de encuadrar a la perfección la sensualidad e intimismo de los cuerpos de Andrew y Paul, atrayendo al espectador a la historia, contada siempre desde la mirada descubridora de Adam.
Un Adam que, al igual que el espectador, no termina de discernir qué es lo real y que es lo onírico dentro de su día a día, haciendo que todas las emociones que transmiten las imágenes y la melancólica interpretación de Andrew Scott se intensifiquen y se sientan tan reales como dolorosas. Algo cuyo responsable principal es la dirección de Haigh, capaz de crear un equilibrio perfecto entre lo que te cuenta (la mirada al pasado del personaje de Scott) y cómo te lo cuenta (la puesta en escena cercana e intimista y la fotografía tenue y fría de Jamie Ramsay).
En ese sentido, la dirección sensorial de Haigh, capaz de hacer transmitir de manera empática todos los matices del viaje introspectivo hacia la sanación que recorre Scott — permitiéndole lidiar con la soledad y la pérdida —, se ve acompañado por un apartado técnico que te envuelve en un cálido abrazo, y donde la banda sonora compuesta por Emilie Levienaise-Farrouch (Living) te sumerge de lleno en la fría y siempre lluviosa Londres.
Todo ello a lo largo de poco más de cien minutos de metraje, en el que el ritmo lento y contemplativo que se aplica durante toda la cinta, permite sentir como propia la historia y mensaje que transmite el guion escrito por el propio Haigh. Un guion lleno de momentos y conversaciones de alcoba entre los personajes de Andrew y Paul que invitan a la reflexión, y que ponen en valor el hecho de que, aunque uno haya muerto, siempre vivirá mientras permanezca en el corazón y la memoria de sus seres queridos.
En definitiva, Desconocidos supone un viaje melancólicamente introspectivo hacia el pasado en busca de una sanación de las heridas creadas por los traumas de la infancia, y que permita poder establecer vínculos emocionales profundos en el presente. Un viaje liderado por un intimista y sentido Andrew Scott, quien se abre en canal para regalarnos una de las actuaciones más emotivas del pasado año, y donde los elementos característicos del cine fantástico “verbalizan” los aspectos más dramáticos de la historia. Una cinta dirigida con dulzura y sensibilidad por parte de Andrew Haigh, que promete poner en valor la majestuosidad del cine independiente.
NOTA: ★★★★★
“DESCONOCIDOS” (“ALL OF US STRANGERS”), YA EN CINES.
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