CRÍTICA: “Garfield: La Película”
Una buddy movie para los más pequeños de la casa.
Es innegable a estas alturas de la película que la animación ha demostrado por activa y por pasiva que no es una forma de hacer cine meramente destinada a los más pequeños de la casa. En los últimos años, películas como la Pinocho de Guillermo del Toro o la más reciente El chico y la garza de Hayao Miyazaki han puesto en valor el uso de la animación a la hora de contar historias tan complejas y trascendentales como las que cuentan muchas de las recogidas en live action. Sin embargo, esto no quita que el público más joven siga siendo uno de los targets predilectos por parte de las compañías de animación.
Lo que ocurre es que, este grupo tan particular de espectadores, tiene un aliciente que no posee ningún otro tipo de espectador: que no pueden ir solos al cine. Por lo general, la audiencia a la que va dirigida cintas como Garfield: La película suelen ir acompañados por personas más adultas que también acaban viendo la película en cuestión. Adultos que claramente no son la audiencia a la que van destinadas este tipo de historias pero que, al igual que sus jóvenes acompañantes, emitirán un juicio sobre lo que han visto. Algo que Dreamwork entendió a la perfección en El gato con botas: El último deseo y que Sony Pictures Animation deja claro en Garfield: La película que también es consciente de ello, aunque en menor medida.
En esta ocasión, el que se convirtiera en el rey de las tiras cómicas en 1978 salta a la gran pantalla para hacer frente a algo peor que los lunes: despojarse de la comodidad y calor que le brinda el hogar que comparte con Odie y Jon. Tras haberse visto por última vez en un oscuro callejón cuando Garfield era tan solo un pequeño y lindo gatito, este particular gato se reencontrará con Vic, el gato callejero que tiene por padre. Sin embargo, este reencuentro estará lejos de ser placentero, ya que se verán obligados a robar un camión repleto de leche de una de las granjas más protegidas del país, con el fin de compensar a una antigua compañera de Vic que se la tiene jurada desde que la dejó atrás en pleno atraco.
Si algo ha caracterizado al personaje de Garfield a lo largo de su historia es el punzante y sarcástico humor que este posee, así como la peculiar relación que tiene con Jon, el humano con el que vive. Una relación humano-mascota de lo más insólita y que ha despertado carcajadas desde la creación del personaje. Sin embargo, el guion compuesto por David Reynolds (Buscando a Nemo) y Mark Torgrove (Dame un respiro) parece haber querido obviar de manera deliberada esta química entre los personajes, enfocando la historia detrás de Garfield: La película por otro camino.
Un camino que permita al espectador adentrarse en una faceta más desconocida del personaje gatuno, y creando por el camino una buddy movie padre-hijo cuanto menos irregular. Y es que, repleta de referencias hacia el cine de acción – sobre todo el protagonizado por Tom Cruise – la cinta utiliza una historia de atracos al más puro estilo Ocean Eleven como pretexto para hablar sobre las distintas formas de amar que tienen las personas, y en este caso los animales, y cómo esto influye en su día a día. Un componente de responsabilidad emocional que queda impregnado en la cinta desde sus primeros compases, y con el que el público más adulto es capaz de empatizar, pero que se queda en tierra de nadie a medida que va avanzando la cinta.
En este sentido, Garfield: La película es capaz de poder generar cierto interés hacia los acompañantes de los asistentes más pequeños que están en la sala de cine, los cuales también se ven envueltos en una consecución de referencias a películas tan clásicas como Top Gun, y que nos deja una de las escenas más puramente Garfield de toda la cinta. Un intento que se agradece pero que, tal y como está la industria de la animación actualmente, puede llegar a saber un poco. Pese a esto, es innegable que los continuos gags físicos que abundan en la cinta están diseñados para sacar las carcajadas de la audiencia más joven, haciéndoles partícipes de esta nueva aventura del fan número uno de las lasañas, y demostrando que los ojos con los que hay que ver la cinta no son otros que los de un niño.
Por todo ello, Garfield: La película se postula como una muy buena opción para los más pequeños de la casa, quienes descubrirás una versión un tanto edulcorada del personaje creado en los setenta, y un compendio de escenas y personajes que resultan agradables al ojo del público más adulto, pero quien no debe de esperar mucho más.
NOTA: ★★★☆☆
“GARFIELD: LA PELÍCULA”, YA EN CINES.
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