CRÍTICA: “Furiosa: De la saga Mad Max”
Un paso de testigo más que sobresaliente.
En 1979, y de la mano de George Miller (Tres mil años esperándote), hizo acto de presencia en las grandes pantallas de la época Max Rockatansky (Mel Gibson), un policía encargado de la vigilancia de una autopista en un futuro posnuclear de lo más distópico. Un Max que protagonizaría dos películas más, y que se encumbraría como uno de los grandes referentes en el cine de acción y ciencia ficción del siglo pasado.
Treinta y seis años después, en 2015, y también de la mano de George Miller, Mad Max (Tom Hardy) reinventaba al personaje que en su momento dio vida Mel Gibson en una de las grandes películas de la década pasada como fue Mad Max: Fury Road. Una película que rebosaba adrenalina y un uso exquisito de los efectos especiales y la fotografía para adentrar al espectador a este mismo futuro postnuclear que ya conoció en 1979, pero desde un punto de vista mucho más asalvajado y distópico.
Sin embargo, en esta última entrega no fue el personaje del actor británico quien acaparó todas las miradas. No fue esta reinvención del Max de Mel Gibson quien se llevó todos los halagos y vítores del público. Esa fue Furiosa, el personaje que en la película de 2015 interpretó la gran Charlize Theron (La vieja guardia).
Un personaje de lo más enigmático y empoderado al que el bueno de George ha decidido, en Furiosa: De la saga Mad Max, concederle su propia entrega dentro de este universo postapocalíptico que creó a finales de los 80. Y menuda entrega.
Con un inicio vibrante donde la fotografía de Simon Duggan (El gran Gatsby) plagada de tonos cálidos, y la intensa puesta en escena utilizada por el propio Miller dejan constancia del tono visual y narrativo que va a tomar la cinta a lo largo de sus 148 minutos de metraje. Al espectador se le presenta a una joven Furiosa (Ayla Browne), a quien se le arrebata tanto su hogar como su familia. Una Furiosa que se ve arrastrada al mundo más salvaje de esta nueva realidad que asola la Tierra, viéndose obligada a formar parte de una horda de motoristas liderada por Dementus (Chris Hemsworth). Sin embargo, este arrebatamiento de su infancia y de su madre no caerá en el olvido, llevando a una adulta Furiosa (ahora interpretada por Anya Taylor-Joy) a hacer todo lo posible por vengarse del Señor de la Guerra que un día se lo arrebató todo.
Es evidente que George Miller ha encontrado su filón en el universo Mad Max, y esta nueva entrega no es más que una constatación de este hecho. Con un tono bastante similar a su antecesora, pero con un ritmo mucho menos vertiginoso y un toque menos salvaje que el que vimos en Mad Max: Furia en la carretera, Miller se hace valer de una serie de efectos especiales y prácticos de lo mejor coreografiados para devolver al espectador a un mundo que ya ha presenciado antes. Todo ello hilvanado a través de un montaje que en ocasiones se siente mucho más poético y onírico del que nos dejó en Furia en la carretera, pero que exhala la misma epicidad y adrenalina en cada corte.
Un mundo donde la dureza de las condiciones en las que se viven se transmite con las expresiones y lenguaje corporal de los actores y actrices que forman parte del elenco principal, sin necesidad de que estos emitan palabra. Y es que, como dijo hace poco Denis Villeneuve, hay ocasiones donde el poder de las imágenes es mucho más llamativo y potente que el de los diálogos. Bueno, el de las imágenes y el de la penetrante banda sonora compuesta por Junkie XL (Deadpool) para hacer de este viaje de Furiosa uno con el que es difícil no sobresaltarse.
En este sentido, el guion escrito por Nick Lathouris (Mad Max: Furia en la carretera) y el propio George Miller se basa en una descripción de los acontecimientos a través de las miradas e interacciones no verbales de los protagonistas, dejando, eso sí, hueco a grandilocuentes diálogos en los momentos donde el humor ácido se hace más necesario. Momentos donde el personaje de Chris Hemsworth roba el protagonismo de Furiosa, demostrando que el actor australiano tiene mucho más que dar fuera del UCM y de su personaje de Thor. Una actuación de lo más sobresaliente, capaz de personificar a la perfección ese narcisismo y sociopatía que rezuma el antagonista principal de la cinta, y que casa muy bien con el sentido de venganza de Furiosa.
Por su parte, Anya Taylor-Joy (Last Night in Soho) deja claro que es una de las actrices más polivalentes del panorama actual, captando a la perfección la energía con la que Charlize Theron dio vida al personaje nueve años atrás, sintiéndose como una sucesora más que digna de la actriz sudafricana.
Sin duda alguna, Furiosa: De la saga Mad Max supone una de las grandes producciones en términos técnicos y de dirección del año (con perdón de Dune: Parte Dos). Una película que encandilará a los amantes de este árido y truculento futuro, y que permitirá presentárselo de manera más que convincente a aquellos que tuvieran la mala suerte de desconocerlo hasta el momento.
NOTA: ★★★★½
“FURIOSA: DE LA SAGA MAD MAX”, YA EN CINES.
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