CRÍTICA (72SSIFF): “El Llanto”
Un llanto que se queda en un susurro lejano.
En esta 72 edición del Festival Internacional de Cine de San Sebastián, Pedro Martín-Calero ha sido galardonado con la Concha de Plata al Mejor Director (ex aequo) por El llanto, su ópera prima, en una sección oficial que busca incorporar a la competición un género, el del terror, a menudo olvidado, pero que (afortunadamente) cada vez está cobrando más protagonismo dentro del panorama festivalero, como lo demuestra precisamente el reciente y más que merecido triunfo de La sustancia en Cannes.
La premisa de El llanto se despliega en torno a tres mujeres, situadas en dos épocas y dos continentes distintos, que son acechadas por un ente invisible, visible sólo a través de dispositivos electrónicos (como pueden ser fotografías o vídeos). Andrea (Ester Expósito), en el Madrid contemporáneo, y Marie (Mathilde Ollivier) y Camila (Malena Villa), en el Mar del Plata de 1998, se enfrentan a la misma presencia ominosa. Una amenaza que se manifiesta a través de un sonido desgarrador que solo ellas pueden escuchar: un llanto.
Si hace diez años la magnífica e inquietante It Follows, de David Robert Mitchell, funcionaba como una alegoría del SIDA y las enfermedades de transmisión sexual, ahora El llanto, utilizando también el terror como vehículo, se presenta como una alegoría de la violencia de género. Sin embargo, lo hace de una forma mucho menos explícita y más sugerente, traduciéndose en un simbolismo que, aunque ambicioso, resulta menos efectivo que el de Mitchell, haciendo que el mensaje pueda quedar confuso para algunos de los espectadores por su estado de ambigüedad, y con un desenlace que se siente incompleto y poco satisfactorio.
Y es que, el principal problema de la película radica en su guion, firmado por Pedro Martin Calero junto a la reconocida Isabel Peña (As bestas), que se enreda en una narrativa fragmentada y desigual. La película arranca con una impactante y prometedora secuencia inicial – no apta para fotosensibles – en la que una chica baila en una discoteca bajo las luces estroboscópicas, hasta que algo, o alguien, que no vemos, empieza a golpearla. Una rupturista escena de apertura – que ya deja entrever los fabulosos efectos visuales que acompañarán a la película –, que da paso al primero de sus tres capítulos, que se centran cada uno en la perspectiva (o POV) de sus tres protagonistas femeninas.
El primer capítulo, centrado en Andrea, interpretada convincentemente por Ester Expósito (Venus), se revela como el más notable de la película. Martín-Calero logra construir una atmósfera fría y opresiva que va en constante crescendo, apoyándose en el uso efectivo de la tecnología que nos rodea y en la relación a distancia de Andrea con su novio (interpretado por Álex Monner), que se desarrolla a través de videollamadas y mensajes, presentados en pantalla con una destacada tipografía amarilla que capta la atención del espectador. A medida que se revela su pasado, de forma gradual y paralela a su propio descubrimiento, un vídeo clave nos presenta por primera vez al misterioso ente que la acecha, estableciendo una tensión y angustia palpable que promete mantener al público en vilo durante todo el metraje.
Sin embargo, al avanzar hacia los siguientes capítulos, mucho más deficientes y dedicados a Marie y Camila respectivamente, la película comienza a desinflarse. La atmósfera tensa y opresiva establecida en el primer relato se desvanece, obligando a la narrativa a reiniciarse y a reconstruir de nuevo esa desasosegante atmósfera que había logrado establecer con tanta maestría en su inicio y que nunca llega a recuperarse del todo, a pesar de ciertos momentos de impacto que mantienen a flote el interés del público. Un desequilibrio narrativo que se hace notar – y mucho – y que desdibuja su mensaje a través de una falta de cohesión entre los tres capítulos.
En definitiva, El llanto es una película que pone de manifiesto el talento emergente de Pedro Martín-Calero detrás de la cámara, con una atmósfera potente en su inicio y algunos momentos de impacto a lo largo de la película bien logrados. Sin embargo, es una película que se queda a medias, tanto en su mensaje como en su ejecución. Un llanto que, aunque promete resonar, se queda en un susurro lejano.
NOTA: ★★½
“EL LLANTO”, ESTRENO EL 25 DE OCTUBRE EN CINES.
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