CRÍTICA: «The Brutalist»
Una obra arquitectónica inolvidable sobre la vida y la muerte.

De vez en cuando sale una película que nos deja boquiabiertos: sea por su potencia audiovisual, por la calidad de su guion y sus interpretaciones, o por los temas que se representan en ella. Bien, The Brutalist, dirigida por Brady Corbet, es todo eso y más. Posiblemente estemos ante la mejor película de 2024 (que verá su estreno en España este viernes 24 de enero). Un viaje de 215 minutos (sí, 3 horas y media) sobre un brillante arquitecto húngaro que llega a América separado de su mujer y sin un duro.
Estamos acostumbrados a este tipo de historias: el cuento motivacional de una persona que llega a un nuevo país y que debe afrontar adversidades, pero finalmente consigue el éxito profesional y la aceptación de su nueva comunidad. The Brutalist no es para nada esto: la vida y la historia no son tan sencillas, y a menudo castigan sin perdón.

Se trata de un retrato completo, emotivo, y duro de lo que supone ser inmigrante, con un acento, cultura, religión y valores totalmente distintos a los del país que te acoge. Especialmente, viniendo de la guerra y los campos de concentración, se desarrolla un trauma a largo término que a menudo tarda muchos años en manifestarse del todo.
Hay una marcada línea que separa las dos mitades de la película (separadas por un descanso o entreacto). La primera mitad te ofrece una visión optimista del sueño americano para las personas que llegan de fuera, mientras que la segunda te sitúa en la pesadilla que supone no ser capaz de estar a la altura de esos sueños que nos proyectamos en la cabeza.
Es en este segundo acto cuando, por momentos, parece que estemos viendo cine de terror más que un drama tradicional. Los ángulos de cámara, el diseño sonoro y la banda sonora contribuyen a generar un ambiente claustrofóbico que hace que nos sintamos atrapados entre cuatro paredes como los protagonistas. Las oportunidades se convierten en compromisos, las amistades se vuelven en desprecio y el amor se convierte en amargura e infelicidad.

Los actores protagonistas venden cada una de esas emociones con una naturalidad impresionante. Adrien Brody (El pianista) como Lázsló Tóth encarna al hombre frío del este, brillante, calculador e insensible. Felicity Jones (La teoría del todo) como Erzsébet Tóth nos muestra la parte mística del matrimonio, con sus claroscuros. Guy Pearce (Memento) como Harrison Van Buren encarna con brillantez las dos caras del empresario americano: la dureza y la violencia yuxtapuesta con la amabilidad y la ambición. Posiblemente estemos ante el mejor papel de la carrera de Pierce.
Pero hay que pararse un momento para preguntarnos si era imposible contratar a actores del este para dar vida a los protagonistas. A pesar de que Brody y Jones hacen papelones, son actores a los que hemos visto junto a King Kong y la Estrella de la Muerte, respectivamente. Que los protagonistas sean estrellas anglosajonas rompe un poco la inmersión de la historia de inmigración que nos están contando. Además, han tenido que usar IA para pulir los acentos. Es un poco como lo de Robert Downey Jr. interpretando a Dr. Doom, el villano rumano de Marvel. Luego a Hollywood le encanta hacer ‘pinkwashing’ de que son muy diversos e inclusivos, eso sí. Son cositas que manchan un poco el brillo de una película que bajo cualquier otro escrutinio es prácticamente redonda.
Además de todo lo demás mencionado, estamos ante una película sobre la pobredumbre social y cultural de Estados Unidos: de la hipocresía, de la avaricia, de la lujuria… básicamente de todos los pecados capitales personificados en una familia burguesa que nos muestra una careta en el primer acto que se les va a caer en el segundo, con resultados escabrosos. Y es mejor no revelar muchos detalles, porque el film te va a dejar pensando días y semanas.

Con todo, The Brutalist es una película que no va a dejar a nadie indiferente. Una experiencia cinematográfica que debes ver con tus propios ojos para sacar tus propias conclusiones. Es normal que reciba tantas críticas de 5 estrellas. Y es normal que haya ganado el Globo de Oro: hablamos de una película que indudablemente será recordada como un clásico moderno. Posiblemente gane el Oscar y ha puesto a Brady Corbet nuevamente en el mapa. Seas quien seas, tienes que verla.
NOTA: ★★★★½
«THE BRUTALIST», ESTRENO ESTE VIERNES EN CINES.
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