Crítica de ‘Weapons’: Demasiado hype para tan poca salsa.

Para Zach Cregger, no hay nada más terrorífico que el interior de una casa estadounidense. En sus dos largometrajes como único director y guionista, el horror se oculta a simple vista: en barrios vecinales por los que cualquier ciudadano pasa todos los días.
Es cierto que en Barbarian, su hit del terror en 2022, el vecindario no era muy acogedor. La protagonista se hospedaba en un Airbnb situado a las afueras de Detroit, en un barrio dejado y aparentemente deshabitado. Dentro de su bien conservado apartamento, se escondían horrores que iban más allá de lo imaginable: puertas que conducían a túneles laberínticos sin luz con habitáculos de criaturas torturadas y abominables.

Ahora, en 2025, Cregger vuelve a adentrarse en el horror con una obra más ambiciosa. Weapons parte de una premisa de lo más estimulante: todos los niños de una misma clase desaparecen la misma noche, exactamente a la misma hora, sin ninguna explicación. Todos menos uno, Alex, que aparentemente desconoce el motivo. Y, a pesar de tener una premisa más atractiva que su anterior título, la nueva película de Cregger no puede medirse con él.

Es curioso porque la recepción de Barbarian fue muy divisoria. Mientras algunos aplaudían su estructura y deriva tonal (del terror más abrasivo a la comedia que abraza el absurdo), otros aborrecían dicho cambio. Con Weapons se percibe mayor consenso sobre su solidez, pero, al ver la película, esta no se encuentra por ninguna parte. Partiendo de la base de que son títulos muy diferentes, lo nuevo de Cregger es más ambicioso, más grande (tiene un mayor número de personajes, localizaciones, efectos, etc.), pero también más errático. En defensa de Barbarian, su deriva tonal estaba muy medida gracias a su estructura capitular y a los cambios de punto de vista. Si bien no era capaz de cumplir con las expectativas que ella misma planteaba, sí era una película muy notable en la dirección. Por no hablar de su comentario sobre el capitalismo fallido, con un discurso urbano y racial muy potente.
Weapons luce más compleja, pero en realidad es más simple. Su estructura expande el concepto original de Barbarian: narrar un mismo acontecimiento desde múltiples puntos de vista, cada uno con un tono diferente. Tenemos a Justine, interpretada por Julia Garner (Los 4 Fantásticos: Primeros pasos), la profesora sospechosa de tener algo que ver con la desaparición de toda su clase, que protagoniza gran parte de la historia y se centra en investigar a Alex, el único niño que no desapareció. También está Archer, al que da vida Josh Brolin (Dune: Parte dos), padre de uno de los desaparecidos, que lleva a cabo su propia investigación al margen de la policía. Otro personaje es precisamente un policía, encarnado por Alden Ehrenreich (Oppenheimer), que lidera una trama de abuso policial entre el thriller y la comedia de gente patética. Y hay más: un yonqui, el director de la escuela y un puñado de secundarios.
Cada una de estas líneas narrativas aporta su granito de arena para acercarnos a una resolución, pero la mayoría de estos personajes carecen de arco (y, en consecuencia, de interés). El guion de Weapons se construye más como un procedimental en el que toda esta gente son peones para hacer avanzar la trama. La estructura resulta algo vacua, con el único propósito de tender trampas y cliffhangers al espectador. No demuestra interés por la comunidad que retrata ni por el impacto psicológico de este hecho traumático.


Mientras el misterio se va revelando, hay toda clase de momentos. Algunos son de terror, con un catálogo de recursos que van desde el jumpscare fácil hasta un trabajo de atmósfera y fuera de campo. Otros son dramáticos, pero escritos con diálogos reiterativos y una dirección más rutinaria. Y, entre medias, encontramos comedia: una persecución policial al ritmo de percusión, retazos de gore, acción y suspense. Por tanto, una amalgama de elementos que no siempre congenian, y que a veces estorban o confunden los propósitos de Cregger.
Cuando llega el último tercio, es difícil que el castillo de arena continúe firme. Ya no solo por algunos agujeros de guion, sino porque este se revela como uno narrativamente endeble, dependiente de un misterio que, por cierto, tampoco cumple con las expectativas. Hay escenas, interpretaciones y recursos formales o estéticos que merecen ser vistos –todo el clímax está, indudablemente, bien dirigido–, pero lo que tenemos aquí es a un director prometiendo más de lo que ofrece.

Por supuesto, es recomendable ir a ver Weapons evitando toda clase de spoilers, no vayamos a arruinar la piedra angular de esta narrativa: la experiencia de ir descubriendo qué sucedió con los niños de esa clase. Sin embargo, las altas expectativas pueden arruinar la experiencia al espectador más curtido en el género.
NOTA: ★★★☆☆
«WEAPONS», ESTRENO MAÑANA EN CINES.
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