CríticasPelículas

Crítica de ‘Orwell: 2+2=5’ [73SSIFF]: El espejo incómodo de un mundo en posverdad.

mundoCine - Orwell 2 25 pelicula
© SSIFF

Hablar de George Orwell en pleno 2025 es hablar de un autor cuya obra se ha transformado en una especie de diccionario político de nuestro tiempo. Palabras como Gran Hermano, neolengua, o doblepensar, se han instalado en la cultura global para describir fenómenos de vigilancia digital, manipulación mediática, y discursos autoritarios que definen gran parte de la vida contemporánea. Pero lejos de ser simples metáforas literarias, las invenciones de Orwell han ido adquirido una concreción escalofriante en un mundo atravesado por algoritmos que rastrean cada paso, gobiernos que modelan la verdad a su conveniencia, y sociedades polarizadas donde los hechos objetivos parecen cada vez más frágiles. Dicho de otro modo, Orwell no solo anticipó un porvenir distópico, sino que dibujó un manual de advertencias que, a día de hoy, sigue funcionando como herramienta de análisis.

Y es en este contexto donde Raoul Peck, cineasta haitiano comprometido con la memoria histórica y la denuncia del colonialismo, estrena Orwell: 2+2=5, que se proyecta en el Festival de San Sebastián. Un título que alude a la fórmula más célebre de 1984. A esa verdad impuesta por la fuerza hasta anular la lógica, y que hoy sirve como diagnóstico de un mundo en el que la posverdad y la desinformación se han vuelto moneda corriente. Sin embargo, Peck no se limita a revisar la biografía del escritor británico, sino que la convierte en un espejo para hablar de nuestro presente. Para crear un viaje que conecta el pasado imperial británico, el auge de los totalitarismos del siglo XX, y los desafíos de la democracia contemporánea entre sí.

Paul Dano y Olivier Assayas desfilan por la alfombra roja del Festival de San Sebastián, donde presentan ‘El Mago del Kremlin’.
TE PUEDE INTERESAR
Paul Dano y Olivier Assayas desfilan por la alfombra roja del Festival de San Sebastián, donde presentan ‘El Mago del Kremlin’.

Una unión sustentada en dos pilares fundamentales. Por un lado, la reconstrucción de la vida y obra de Orwell, narrada con la voz de Damian Lewis (Los Radley), que aporta un tono íntimo y reflexivo; por otro, el ensayo visual y político característico de Peck, que intercala imágenes de archivo, adaptaciones previas de Rebelión en la granja o 1984, y secuencias contemporáneas que muestran conflictos bélicos, crisis de refugiados, protestas sociales o la expansión de la vigilancia digital. El resultado es un mosaico ambicioso y estimulante, donde la historia personal se funde con una reflexión global.

Historia personal, que muestra a Orwell como un hombre atravesado por contradicciones. Y es que Peck no lo eleva al pedestal de un profeta inmaculado, sino que recuerda su experiencia en la policía colonial en Birmania, su desencanto con el estalinismo tras la Guerra Civil Española, y su permanente lucha contra la tuberculosis. Pasajes biográficos que no son simples notas de color, sino que sirven para contextualizar el origen de su obsesión con la verdad, su rechazo a todo dogmatismo, y su escepticismo ante las utopías políticas. Peck se interesa por el escritor, pero sobre todo por el intelectual que supo desentrañar las trampas del poder.

En paralelo, la película despliega un discurso que parece gritar al espectador: «Lo que Orwell describió ya está aquí». La manipulación del lenguaje, que en 1984 se plasmaba en la neolengua, hoy se percibe en la proliferación de eufemismos políticos y mediáticos, en la facilidad con la que se esparcen las fake news, o en la simplificación ideológica de las redes sociales. El Gran Hermano no se presenta ya como un dictador omnipresente, sino como una extitución  de vigilancia descentralizada que opera a través de la recolección masiva de datos y el control algorítmico. Y el doblepensar, esa capacidad de aceptar simultáneamente dos ideas contradictorias, se reconoce en los discursos políticos que niegan el cambio climático mientras prometen sostenibilidad, o en aquellos mandatarios que defienden la democracia a la vez que socavan sus instituciones.

Para ello, Peck, fiel a su estilo, no escatima en imágenes contundentes. Como en Exterminate All the Brutes, combina materiales de archivo con escenas dramatizadas y recursos audiovisuales que buscan conmover y sacudir. Una redundancia en la que late una intención política, puesto que Peck quiere que el mensaje penetre, que no se diluya en un espectador distraído. Su cine no busca sutileza, sino interpelación directa.

La elección del título, 2+2=5, sintetiza a la perfección la tesis de la cinta. Si en la novela de Orwell esa operación absurda representaba la derrota de la lógica frente al poder, en el documental se convierte en metáfora de un presente donde se aceptan verdades deformadas. Peck recuerda que lo que en 1949 parecía una advertencia extrema hoy se normaliza en discursos políticos que manipulan estadísticas, niegan evidencias científicas o imponen narrativas a fuerza de repetición. La fórmula matemática se vuelve así el emblema de nuestra vulnerabilidad frente a la mentira institucionalizada.

TE PUEDE INTERESAR
Richard Linklater y su ‘Nouvelle Vague’ conquistan la alfombra roja del Festival de San Sebastián.
Richard Linklater y su ‘Nouvelle Vague’ conquistan la alfombra roja del Festival de San Sebastián.

En definitiva, Orwell: 2+2=5 no es un documental complaciente ni cómodo. Exige atención, pide al espectador que se enfrente a la incomodidad de reconocerse en un mundo que repite los errores del pasado. Peck no pretende descubrirnos a Orwell, sino recordarnos que sus advertencias siguen siendo urgentes. El resultado es una obra necesaria, que refuerza la idea de que la batalla por la verdad nunca se ha cerrado. En un tiempo en el que «2+2=5» parece cada vez más aceptable, Peck nos devuelve la voz de un escritor que se negó a rendirse ante la mentira, y nos recuerda que todavía podemos elegir si queremos ser cómplices de la distorsión o defensores de la verdad.

NOTA: ★★★★½

«ORWELL: 2+2=5» SE PROYECTA EN EL FESTIVAL DE SAN SEBASTIÁN


¡SÍGUENOS!

Mario Hernández

Mario Hernández

Cinéfilo granadino de la generación del 98 (1998 más concretamente), amante del cine independiente y las grandes sagas. Entusiasta de una buena sesión de peli y manta y graduado en Economía por la Universidad de Granada (UGR) con nivel C1 de inglés. Ha realizado el curso de Crítica de Cine en la Escuela de Escritores de Madrid.

mundoCine
Política de privacidad y cookies de mundoCine

Este sitio web utiliza cookies propias y de terceros para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. Al aceptar las cookies, la información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web, ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles y para mejorar la publicidad y orientar los anuncios según qué contenido es relevante para los usuarios.