CRÍTICA: “Past Lives”
El amor a través del tiempo.
Hay una palabra en coreano: “In-Yun”. Significa providencia o destino, pero se asocia específicamente a las relaciones entre personas. No tienen por qué ser amorosas, ni tienen por qué acabar bien, ni tampoco tienen por qué darse en esta vida, sino haberse dado en una vida pasada, “in a Past Live”.
Una palabra, “In-Yun”, sobre la que Celine Song construye una de las mejores y más sentidas óperas primas del cine, y que fluye en torno a los dos protagonistas de esta intimista historia que conforma “Past Lives”. Unos protagonistas, Nora (Greta Lee) y Hae Sung (Yoo Teo), que se conocen desde los diez años y que comparten una fuerte conexión. Conexión que ya era latente cuando Nora emigró desde Corea del Sur a Canadá con su familia, y que se mantiene aletargada a lo largo de los años, pero que despierta e irrumpe en sus vidas 12 años después, cuando retoman el contacto.
Pero que no quepa hueco a la confusión, “Past Lives” no es una película sobre el amor perfecto y que todo lo puede. No es una comedia romántica en la que chico conoce a chica, chico y chica se enamoran y viven felices para siempre. “Past Lives” es todo menos eso.
La primera película como directora de Celine Song (que se dice pronto) es una oda a ese amor puro e inocente que a todos nos gustaría vivir, pero cuyas posibles consecuencias no todo el mundo está preparado para enfrentar. Una cinta con un tratamiento del amor que evoca al que Wong Kar-wai le da en su “trilogía del amor”, y al que Celine Song sabe dotar de su propio lenguaje. Un amor intimista, casi infantil, dibujado a través de una puesta en escena personal y llena de simbolismo, donde abundan los planos cortos y contemplativos, introduciendo al espectador en los momentos más privativos y trascendentales del día a día de los personajes que plasma el guion escrito por la propia Celine Song.
Momentos en los que las palabras ceden a las miradas y expresión corporal de Nora y Hae Sung la labor de enfatizar el cariño y complicidad que se profesan, convirtiendo las interpretaciones de Greta Lee (“Muñeca Rusa”) y Yoo Teo (“El amor da mucha guerra”) en unas de las más puras y emotivas del año.
Momentos que crean una burbuja melancólica y entrañable, amenizada por una banda sonora tenue pero sentida (a cargo de Christopher Bear y Daniel Rossen), que acompaña cada escena con serenidad, casi como con miedo de romper este aura cercano e intimista que crean los protagonistas, y que el director de fotografía, Shabier Kirchner, sabe dotar de un sentimiento de añoranza y mirada atrás, tratándonos de guiar a nuestro propio pasado, con un apartado visual que te retrotrae a tu infancia, obligándote, al igual que lo hacen Nora y Hae Sung, a contemplar los pasos que te han llevado hasta el punto en el que estás.
Una película, “Past Lives”, capaz de hablar su propio lenguaje de manera fluida, reflejando cómo el amor infantil primero, el platónico después, y el imposible en última instancia, no siempre pueden imponerse al destino o la providencia. Un destino, un “In-Yun”, que no juega a favor de los protagonistas. Unos protagonistas, Nora y Hae Sung, destinados a encontrarse en el momento y lugar equivocado. Al menos, en esta vida.
NOTA: ★★★★★
“PAST LIVES”, YA EN CINES.
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