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CRÍTICA (21SEFF): “La Tutoría” (“Armand”)

La tutoría que se desvía del plan de estudio.

© SEFF

Si el año pasado el Festival de Cine Europeo de Sevilla proyectó la alemana Sala de profesores – película que acabó (y merecidamente) colándose en el quinteto de la Mejor Película Internacional en los Oscar –, este año, en su 21ª edición, el festival nos trae otra película que aborda un nuevo «incidente» en el aula, aunque uno mucho más grave que los hurtos de la cinta alemana, siendo ahora un abuso sexual el conflicto de la noruega Armand, que llega a España bajo el título de La tutoría.

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Situándose en prácticamente una única localización, la de una escuela, y desarrollándose a lo largo de un solo día, en Armand, acompañamos a Elisabeth (Renate Reinsve) desde que va camino al colegio de su hijo, Armand, para asistir a una tutoría – esa a la que alude su título en español – hasta que regresa a su casa. Una única localización que dota a la ópera prima de Halfdan Ullmann Tøndel, nieto de Ingmar Bergman (Fresas salvajes) y Liv Ullmann (Gritos y susurros), de una claustrofobia palpable en un primer acto en el que el encuentro inicial entre Elisabeth y Sunna (Thea Lambrechts Vaulen), la profesora de su hijo, desencadena una evidente tensión cuando se entera del motivo de la tutoría: su hijo, de seis años, podría haber abusado sexualmente de un compañero de clase.  

Una tensión que alcanza su punto más álgido con la llegada de los padres de Jon, el compañero en cuestión, y la intervención de la dirección del centro para abordar el conflicto, con interacciones entre padres y profesores que transmiten nerviosismo e incomodidad, marcadas por varias interrupciones como lo es un ataque de risa de Elisabeth, encarnada por una gran Renate Reinsve (La peor persona del mundo) – y una escena que rememora al cine de Ruben Östlund (El triángulo de la tristeza) –, una alarma de incendios o la hemorragia nasal de una profesora. Un conflicto que, como ya ocurría en la Sala de profesores de Ilker Çatak o en la película de 2012, La caza, de Thomas Vinterberg, que también fue nominada a la Mejor Película Internacional en los Oscar, se mantiene deliberadamente ambiguo, dejando que sea el espectador el que se plantee si ocurrió tal agresión o no, y con una crítica implícita a la falta de protocolos escolares frente a problemas graves como lo es aquí el abuso o el bullying.

 

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Pero es que toda esa atmósfera cargada de voltaje creada en el primer acto se diluye en los restantes. Armand abandona el foco de atención en los niños para centrarse en los adultos y lo que comienza como un notable drama se abre al surrealismo con elementos de sátira, psicodrama y misticismo. Prueba de ello son las dos secuencias de baile, una de ellas evocadora de la Suspiria de Luca Guadagnino, que marcan un cambio de tono que no favorece al conjunto. Cambios de estilo e incluso de géneros que desdibujan (y mucho) este largometraje, que cuenta con un guion también a cargo de Halfdan Ullmann Tøndel.

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En definitiva, el primer acto de Armand deja claro por qué la película se alzó con la Cámara de Oro en Cannes, pero el resto del largometraje suspende la lección. A la representante noruega le será difícil llegar a los Oscar.

NOTA: ★★☆☆☆

“ARMAND”, ESTRENO PRÓXIMAMENTE EN CINES.


TRÁILER:

PÓSTER:

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Marta Medina

Marta Medina

Graduada en Estudios Ingleses por la Universidad de Sevilla (US) y con un nivel C2 de inglés. Fundadora de mundoCine con diferentes roles como crítica, redactora y gestora de redes sociales. Amante del cine y seguidora de la temporada de premios y festivales de cine.