CRÍTICA (27FestivalMálaga): “Radical”
Cuando la realidad supera a la ficción.
El deseo de todo buen profesional es ser reconocido por su trabajo. Un reconocimiento que puede venir de sus superiores, de sus compañeros, o simplemente de las personas que le rodean en tu día a día y que saben apreciar su buen hacer laboral. Buen hacer que en numerosos empleos suelen repercutir de manera positiva en aquellos con los que se trabajan, ya bien sean enfermos tratados por el cuerpo médico de un hospital, clientes que reciben un trato exquisito por parte de los camareros de un restaurante, o niños que se ven motivados y apoyados por sus profesores. Alumnos que, en caso de lugares donde reina el abandono estudiantil, la corrupción y la violencia, encuentran en la escuela un oasis de paz y desconexión que les permite dar cierto brillo a su vida. Alumnos como los de la escuela de Matamoros, una ciudad mexicana fronteriza con Estados Unidos con un nivel de vida paupérrimo, y en la que tiene lugar esta película basada en una historia real.
En Radical, se nos presenta a Sergio (Eugenio Derbez), un profesor cuya obsesión es dejar la misma huella en sus alumnos que una vez dejó en él su maestro favorito, y que aterrizara en este maltrecho pueblo dispuesto a probar con los chicos de su clase un nuevo método radical para desbloquear la curiosidad y el potencial de sus alumnos. Un método que se basa en la mayéutica ejercida en su momento por Sócrates, y que pretende hacer ver a este desamparado grupo de niños que un futuro diferente es posible.
Con largas secuencias que transportan a la perfección al espectador a esta dinámica inspiracional que pretende crear el personaje al que da vida Eugenio (CODA), el director Christopher Zalla (Padre nuestro) consigue convertirnos en un alumno más. Un ejercicio de inmersión logrado a través de un juego de cámaras exquisito capaz de captar el frenetismo que desprende el profesor, y la estupefacción con la que el alumnado responde a ello. Alumnado que viven una vida personal y en familia afligida, con una serie de responsabilidades que no les corresponden, y que es tratada de manera contemplativa y descriptiva a base de planos amplios que recogen la inmensidad y profundidad de sus problemas, generando mayor impacto emocional en el espectador. Planos en los que la puesta en escena austera y sencilla capta a la perfección la situación de extrema pobreza que se vive en el lugar, y que dibuja una narrativa cautivadora centrada en cómo la problemática personal con la que tienen que cargar estos alumnos les afecta en su rendimiento escolar.
Narrativa creada por el propio Zalla, en cuyo guion el espectador puede ir descubriendo de manera paulatina más sobre este profesor que actúa como faro de esperanza hacia un futuro prometedor de sus alumnos, y donde se plasma un buen desarrollo que hace coherente y sentida la manera en la que el profesor concentra con sus alumnos y viceversa. Un guion que arriesga llevando al límite su carga más dramática en el cuarto acto, pero que no llega a pasar el límite de lo excesivamente morboso como para romper la propuesta contemplativa que propone.
Una propuesta sobre el placer que suscita el conocimiento y el aprendizaje marcada por la banda sonora alegre y ceremoniosa compuesta por Pascual Reyes (La llorona) y Juan Pablo Villa (Hambre), aupando esa felicidad y sensación de abstracción que experimentan los niños en la escuela, pero que se torna gris y tensa en los momentos de realidad personal que explotan esa burbuja.
Una burbuja en la que el elenco infantil de Radical demuestra un nivel de actuación impropio de las edades de sus intérpretes, dejándonos a unos personajes cargados de verdad y sentimiento. Un trabajo de dirección actoral y de interpretación mayúsculo, que lidera un frenético y exaltado Eugenio capaz de llenar de vida y entusiasmo la pantalla cada vez que sale en escena.
Por todo ello, Radical se concibe como una película basada en hechos reales con alma propia capaz de cautivar al espectador a base de planos que encapsulan la humilde realidad de sus protagonistas, en un ejercicio que demuestra que, muchas veces, la realidad supone la ficción.
NOTA: ★★★★★
“RADICAL”, ESTRENO EN CINES EL 15 DE MARZO.
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