CRÍTICA (72SSIFF): “La Habitación de al Lado”
Una reflexión sobre la vida y la muerte digna.
A lo largo de su filmografía, Pedro Almodóvar ha explorado lo íntimo, lo personal, y los rincones más emocionales de la vida, en muchas ocasiones, tras los ojos de las dinámicas familiares, la identidad sexual, y la memoria. Desde la intensidad visceral de Todo sobre mi madre, hasta la melancólica reflexión hecha en Dolor y Gloria, Almodóvar ha evolucionado de la narración de personas y relaciones marginales hacia la meditación sobre las cuestiones más profundas de la condición humana. Con La habitación de al lado, el director manchego expande su rango temático, presentando una reflexión sobre la vida y la muerte, en un mundo que se siente cada vez menos empático y frágil.
Visualmente, La habitación de al lado lleva la marca indiscutible de Almodóvar impresa en cada escena. La paleta de color evocativa y llamativa empleada por Eduard Grau (El regalo) late con fuerza e intensidad durante todo el metraje, acompañando de cerca a Ingrid (Julianne Moore) y Martha (Tilda Swinton). Dos mujeres cuya esencia encapsula las tomas cerradas de La habitación de al lado, convirtiendo sus rostros en un paisaje de emociones en las que Almodóvar emplea la cámara casi como si de un bisturí se tratase. Cortando con precisión hacia su mundo interior, la minimalista escenografía amplifica la presencia de esta pareja de mujeres, con el título de La habitación de al lado funcionando tanto como un espacio literal, así como en forma de metáfora del pasado no resuelto ni contado.
Un aspecto visual acompañado por una banda sonora que contribuye a construir la atmósfera de la cinta, con el trabajo de Alberto Iglesias evocando la melancolía y exuberancia que dejó su música en Hable con ella y Volver. En esta ocasión, la música vuelve a subrayar la emocionalidad del reencuentro entre Ingrid y Marta, a la vez que deja entrever un sentimiento de nostalgia por el tiempo perdido. La delicada banda sonora se apoya en el uso del silencio para invitar al espectador a un espacio en el que pueda sentir de lleno el conflicto interno de los personajes. Esta superposición de sonido y silencio refleja la atmósfera predominante de la cinta, una atmósfera de tranquila reflexión en la que el inexorable paso del tiempo y la inevitabilidad de la muerte sobrevuela el ambiente.
Por su parte, tanto Juliane Moore (Secretos de un escándalo) como Tilda Swinton (The End) nos dejan unas actuaciones de remarcable contención, haciéndole un gran favor al tono contemplativo de La habitación de al lado. El retrato de Moore como una escritora que ha pasado su carrera exponiendo su mundo interior al mundo se siente profundamente vulnerable. Pero es la Martha de Tilda Swinton, una reportera de guerra, la que realmente termina de abrazar el lado trágico, pero cándido, de la película. Sus actuaciones están marcadas por la tensión de lo que se ha dicho y lo que ha quedado por decir, cargando cada gesto y expresión con su particular forma de enfrentar los últimos momentos de la vida de Martha.
Y es que, La habitación de al lado se erige como una reflexión sobre la vida y la muerte, particularmente de la dignificación de esta última. El reencuentro entre Martha e Ingrid ocurre en un momento en el que, pese a extremo, se respira una extraña dulzura. Es como si su encuentro no fuera solo para reconectar una amistad dejada de lado, sino para darse un último adiós tanto a ellas como a su pasado. En este sentido, Almodóvar insufla en el espectador la innevitabilidad de la muerte con una ternura que invita a aceptarla en vez de rechazarla.
Una idea que se refuerza en los momentos finales de la cinta, en la que el director emplea el personaje de John Turturro (Sr. & Sra. Smith) para hablar al espectador sobre el estado actual casi moribundo del mundo. Un estado en el que cada vez es más difícil encontrar la pasión y disfrute, y que trata de utilizar la experiencia personal que está viviendo el personaje de Martha como metáfora del estado social y ambiental actual. La habitación de al lado se siente así como un ejercicio personal de Almodóvar para reflejar en la vida de sus personajes un mordaz comentario sobre la colectiva condición humana presente en la actualidad.
En conclusión, La habitación de al lado es una introspectiva y serena cinta que demuestra la habilidad de Almodóvar a la hora de evolucionar como director sin dejar a un lado su visión única. Una película sobre la vida y la muerte, sobre la necesidad de empatía en el mundo, y sobre los momentos de belleza que se pueden encontrar al borde de la despedida final. Probablemente, uno de los trabajos más necesarios del director.
NOTA: ★★★★½
“LA HABITACIÓN DE AL LADO”, ESTRENO EL 18 DE OCTUBRE EN CINES.
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