CRÍTICA (72SSIFF): “Necesidades de una viajera” (“A Traveler’s Needs”)
Una cándida observación de las diferencias culturales entre oriente y occidente.
El diálogo a nivel cinematográfico entre oriente y occidente es desde hace tiempo un terreno donde los cineastas se sienten bastante cómodos. Desde la filosófica introspección realizada por Akira Kurosawa en Rashomon hasta la meditativa Lost in Traslation de Sofia Coppola, el contraste entre estos dos grandes mindsets culturales ha proporcionado a los cineastas un amplio material para poner en valor la naturaleza de la identidad, la comunicación y la experiencia humana. En muchos casos, la yuxtaposición de la contención oriental con el individualismo occidental ha creado momentos de suma reflexión personal, a veces, incluso con cierto componente cómico. Una fricción cultural en la que tiene cabida el humor sutil, la dificultad de comunicación y las conexiones personales inesperadas, que es recogida con encanto por Hong Sangsoo (En lo alto) en esta Necesidades de una viajera (Yeohaengjaui Pilyo).
Hong, conocido por su estilo conversacional y enfoque observado hacia las relaciones humanas, juega con este contraste de manera delicada, adorable y en ocasiones incómoda. En Necesidades de una viajera, Hong articula la historia en torno a la figura de Iris (Isabelle Huppert), una viajera francesa cuya caprichosa presencia irrumpe en la tranquilidad de las afueras de Seúl. Iris, que parece sacada de otro tiempo y de otro lugar, y ataviada con su sombrero de paja y su colorido vestido, decide enseñar francés a la gente con la que va encontrándose. Sin embargo, y haciendo gala del estilo de Hong Sangsoo, hay algo poco habitual en su método de enseñanza. En vez de apostar por un enfoque más tradicional, el aprendizaje proporcionado por Iris parte de los paseos y charlas casuales por los parques – y acompañada por vino de arroz –, dejando momentos en los que los roles de estudiante y profesor, local y extranjero, se desdibujan.
El choque cultural que surge de estas interacciones es el motor principal que mueve la película, así como la fuente principal de su tono humorístico. El espíritu libre de Iris representa una conducta occidental que contrasta con el lenguaje corporal más reservado, casi responsable, de sus sensibles acompañantes coreanos. Las largas e inquebrantables escenas que crea Hong – normalmente usando una cámara fija para capturar los prolongados momentos de incomodidad – amplifican la tensión cómica que surge fruto del choque de estos dos mundos.
Las diferencias del comportamiento y de enfrentar según qué situaciones dirigen al espectador a largas secuencias de cómicas desavenencias, generando problemas a la hora de interpretar las acciones y palabras del otro. Momentos que ejemplifican el sello autoral de Hong a la hora de convertir lo mundano en algo francamente cómico, sin dejar a un lado, eso sí, la veracidad de estos encuentros interculturales.
Un claro ejemplo de esto es la representación que se hace en Necesidades de una viajera de la figura sobre preocupada y protectora de la madre asiática, un arquetipo recurrente en el cine de esta región. El retrato que hace Hong de esta figura, que se siente tan real como cómico, abraza los arraigados valores de modestia y responsabilidad que sienten las familias orientales. Su interacción con Iris y lo que esta supone crea una sensación de preocupación e intriga que refleja a las mil maravillas la diferencia a la hora de entender las relaciones interpersonales entre oriente y occidente.
Por otro lado, la puesta en escena empleada por Hong en Necesidades de una viajera es digna de mención. El director coreano coloca en todo momento en el foco principal a los protagonistas, dando incluso la sensación de que estos se encuentran separados del mundo que les rodea. Ya bien sea en el interior de la modesta vida hogareña coreana o los paseos por las serenas calles de Seúl, la cámara siempre se mantiene con la mira puesta en los personajes, prestando poca atención a lo que rodea a estos. Una decisión que enfatiza a los individuos y sus interacciones, subrayando las emociones internas de estos más que su exterior. Iris, con su excéntrico (para los estándares asiáticos) vestuario y actitud desvergonzada, se convierte en una figura que sobresale de su anodino entorno, resaltando más si cabe este contraste cultural del que tanto dice la película.
Y es que, en definitiva, Hong nos deja un profundo mensaje: si bien es cierto que las diferencias culturales pueden llegar a crear momentos de tensión o confusión, estas también pueden llevarnos a situaciones de inesperada conexión y genuino cariño Las interacciones más profundas y reales ocurren cuando dejamos a un lado las expectativas y simplemente dejamos que la vida fluya.
En conclusión, Necesidades de una viajera es una película que se apoya en su sutil humor, su guion liderado por los personajes para observar desde la distancia las diferencias socioculturales entre oriente y occidente cándidamente. Hong Sangsoo continúa demostrando su maestría a la hora de representar las interacciones cotidianas y el humor inherente que estas esconden. Un ejercicio de meditación sobre el hecho de que, a pesar de las diferencias, compartir los momentos de vulnerabilidad, de felicidad e incluso de mal entendimiento puede llevarnos a un entendimiento más profundo.
NOTA: ★★★★☆
“NECESIDADES DE UNA VIAJERA”, ESTRENO PRÓXIMAMENTE EN CINES.
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