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CRÍTICA: “Civil War”

Una impactante y adrenalínica road movie antibélica.

© DeAPlaneta

La nueva película del director Alex Garland llega en un momento más que oportuno. Hace apenas unos días, el mundo se vio sacudido por un nuevo episodio de tensiones internacionales cuando Irán lanzó como respuesta un ataque contra Israel. No nos olvidemos tampoco del interminable enfrentamiento entre Rusia y Ucrania, así como el largo y doloroso conflicto entre Palestina e Israel. En este contexto de agitación global, la relevancia de “Civil War”, que transmite un mensaje antibelicista y no escatima en mostrar los horrores de la guerra, se intensifica aún más.

“Civil War” se sitúa en un futuro distópico – e inquietantemente plausible – en el que Estados Unidos se ve sumergida en una guerra civil. Una guerra civil en la que una alianza armada de estados está a pocos días de lograr la rendición del capitolio. Lee (Kirsten Dunst), una experimentada fotoperiodista que ha retratado atrocidades y conflictos en todo el mundo, Jessie (Cailee Spaeny), una joven aspirante a fotógrafa, Joel (Wagner Moura), un ávido reportero de guerra, y Sammy (Stephen McKinley Henderson), un veterano y ya viejo periodista, emprenden un viaje por carretera de unos 1400 kilómetros hacia la Casa Blanca, con la esperanza de captar una última instantánea del presidente (Nick Offerman).

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Esta sinopsis nos anticipa que “Civil War” será, sin duda, una road movie sin precedentes. Una cinta que no es “una película de guerra más”. Y es que, lo que hace que esta película destaque sobre el resto es ese enfoque único en unos fotoperiodistas que operan en la primera línea de fuego, convirtiéndola en una exploración íntima de aquellos individuos que arriesgan sus vidas para capturar la cruda y visceral realidad de las guerras. Unos fotoperiodistas que hacen de ésta una película bélica con esa neutralidad, imparcialidad y objetividad que les define, presentando las duras imágenes de la guerra sin posicionarse en ningún bando y al mismo tiempo planteando preguntas sobre  los fotoperiodistas de guerra, que se mantienen al margen mientras documentan la tragedia, como bien se expresa en un diálogo de la película: «no hacemos preguntas, grabamos para que otros se hagan preguntas».

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Un grupo muy variado de periodistas en el que destaca especialmente la brecha generacional entre dos figuras clave: la experimentada Lee, cuyo nombre es un tributo evidente a la renombrada fotógrafa de guerra Lee Miller, y la novata Jessie, cuyo apellido, Cullen, también rinde homenaje al aclamado fotoperiodista Don McCullin. Una disparidad entre dos generaciones que no solo refleja la diferencia de experiencia entre ambas, sino también las diferentes perspectivas y reacciones ante los acontecimientos en el campo de batalla.

Un cuarteto de fotoperiodistas interpretado por Kirsten Dunst (“El Poder del Perro”), Cailee Spaeny (“Priscilla”), Stephen McKinley Henderson (“Lady Bird”) y Wagner Moura (“Narcos”). Un reparto más que coral en el que todos brillan con fuerza. Dunst demuestra que merece más papeles como protagonista. Spaeny, la actriz revelación de “Priscilla” vuelve a lucir su nivel interpretativo con una actuación magnética y demuestra que tiene mucho que ofrecer. McKinley Henderson brinda una notable vulnerabilidad a su interpretación como un veterano periodista ya mayor. El personaje de Moura es probablemente el que menos desarrollo tiene a lo largo de la película, pero el actor aporta su carisma y fuerza. Aparte de este cuarteto, destaca en gran medida Jesse Plemons (“Killers of the Flower Moon”), que hace una aparición en solo una escena, pero qué escena. Probablemente sea la escena más memorable y angustiosa de la película y Plemons solo necesita unos minutos para dejar una impresión imborrable en la mente del espectador.

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A través de los ojos de Lee, Jessie, Joel y Sammy, la película nos sumerge en unos Estados Unidos fracturados e inmersos en una guerra civil de proporciones devastadoras. Pero, lo que realmente hace que esta guerra se sienta tan impactante es su magnífico y espeluznante diseño de sonido. Un sonido que capta a la perfección y de manera nunca antes vista los sonidos de la guerra. Un sonido en el que se encuentra las explosiones de bombas y los ensordecedores disparos de armas que hacen que te encojas instintivamente, alternados con silencios que aumentan la tensión hasta límites palpables. Un sonido que hace de esta película toda una experiencia sensorial, transportando al espectador a la primera línea de esta guerra.

Una guerra civil que tampoco se queda atrás en su impacto visual. La dirección magistral de Alex Garland, conocido por las brillantes “Ex Machina” y “Aniquilación” y la no tan aclamada “Men”, es lo que realmente envuelve al espectador en una experiencia angustiosa e inmersiva. La elección de rodar muchas de las escenas con cámara en mano añade un realismo crudo que hace que la película se sienta más como un documental que como una obra de ficción, dotándola de una sensación asfixiante que se adhiere a la piel del espectador. También, como es tan característico de las películas bélicas, se usan los planos generales o amplios para mostrar las consecuencias de la guerra, como en una escena por carretera que parece sacada de una mismísima película de zombies. Una guerra que se presenta de manera visceral, cruda y gráfica gracias también a su elevado presupuesto – el mayor hasta la fecha de la distribuidora indie A24 – y que permite un importante despliegue de efectos especiales en su puesta en escena. Una dirección, que junto con su diseño de sonido estruendoso y penetrante, consigue acelerar el corazón del espectador durante gran parte del metraje, transmitiendo de manera efectiva su mensaje antibelicista con claros referentes, siendo “Come and See” uno de los más evidentes, aunque también resulta imposible no pensar en “Nightcrawler”, la cual contaba con Jake Gyllenhaal como un fotoperiodista algo diferente y en un contexto completamente distinto.

Ahora bien, no podemos olvidar las palabras de Garland hace un mes, cuando anunció, para sorpresa de todos, que se iba a retirar de la dirección porque se había “desenamorado del cine”. Aunque sea difícil pensar en su retirada, si “Civil War” finalmente resulta ser su última película, el director puede irse por todo lo alto con este brutal canto de cisne.

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En definitiva, “Civil War” supone una experiencia cinematográfica incomparable. Con una tensión palpitante y un asordinado sonido ambiente, es una película que merece ser vista en la gran pantalla.

NOTA: ★★★★☆

“CIVIL WAR”, YA EN CINES.


TRÁILER:

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Marta Medina

Marta Medina

Graduada en Estudios Ingleses por la Universidad de Sevilla (US) y con un nivel C2 de inglés. Fundadora de mundoCine con diferentes roles como crítica, redactora y gestora de redes sociales. Amante del cine y seguidora de la temporada de premios y festivales de cine.