CRÍTICA: “Cross” (Temporada 1)
La coronación de Ryan Eggold.
A lo largo del tiempo, los thrillers psicológicos policiacos han cautivado a la audiencia gracias a sus juegos mentales, su profundidad emocional y sus historias plagadas de suspense e intriga. Desde Mindhunter, la cual profundizaba en la retorcida y enfermiza mente de los asesinos en serie, hasta True Detective y su inquietante narrativa existencialista, el género ha sabido establecerse como una plataforma para ofrecer a los espectadores dramas donde la tensión psicológica y las tramas lideradas por los personajes son una constante.
En este sentido, la nueva serie original de Prime Video, Cross, creada por Ben Watkins (La mano de Dios) y basada en las novelas de James Patterson, emerge en esta tradición. Con Aldis Hodge (Black Adam) como Alex Cross, un detective y psicólogo forense, la serie se erige como una masterclass en tensión, desarrollo de personajes, y narrativa intrincada que establece un nuevo estándar en el género.
El corazón de Cross es sin duda la batalla arquetípica entre el héroe y el villano de la historia. Una batalla con reminiscencias de las que nos dejaban Sherlock Holmes y Moriarty, y que sitúa al detective Cross frente a un desconocido pero obsesivo antagonista, interpretado con una espeluznante brillantez por Ryan Eggold (New Amsterdam). El retrato de Eggold aporta un siniestro carisma y profundidad al papel, convirtiendo a este villano en uno tan complejo e irresistible como al protagonista. Su dinámica evoluciona hacia una partida de ajedrez psicológica, donde cada movimiento revela una nueva capa y matiz de ambos personajes. Las interacciones entre Cross y el antagonista – ya bien sean confrontaciones directas o a través de las consecuencias de sus actos – son electrizantes, realzando y subiendo la apuesta en cada episodio.
Por su parte, la representación por parte de Hodge de Alex Cross es cuanto menos transformativa. En las novelas, Cross se presenta como un personaje multifacético y la serie es capaz de hacer justicia a esta complejidad balanceando sus habilidades profesionales con sus vulnerabilidades emocionales y personales. Su lado más terrenal, esa frustración humana que tanto resuena en él, se plasma de manera segura en la serie, especialmente en esos momentos donde se encuentra argumentalmente acorralado o ante dilemas morales. La matizada interpretación de Hodge convierte a Cross en un personaje con el que uno se puede llegar a sentir identificado, introduciendo fácilmente a los espectadores en su psique. En este 2024, pocos personajes han sido tan meticulosamente escritos e interpretados como Cross, cuya profundidad emocional y poderío intelectual brillan de igual manera.
Una escritura, la del propio Ben Watkins, que nos deja un guion donde la tensión es palpable. Tensión potenciada gracias a la gran labor del equipo de edición y sonido, que presentan un montaje que une momentos de gran tensión dramática con silenciosas y reflexivas notas, asegurando que la historia se desarrolla en un tempo deliberadamente absorbente. Un cocinado a fuego lento que le permite a la narrativa calar hondo en la atención de la audiencia, recompensando la paciencia del espectador con giros de guion y revelaciones ciertamente inesperadas. En este sentido, la perturbadora banda sonora compuesta por Ali Shaheed Muhammad (60 segundos) y Adrian Younge (Sugar) amplifica esta inquietante atmósfera donde reina el desasosiego y la necesidad de anticipación.
Pero volviendo al guion de Watkins, este consigue balancear lo emocional y lo mental, creando una narrativa que trata más sobre la fragilidad humana que de resolver un crimen. Los giros de guion están ejecutados con precisión, sin llegar a sentirse nunca forzados o impostados. En vez de esto, surgen de manera natural, manteniendo a la audiencia con esa adictiva necesidad de adivinar que viene a continuación, a la vez que respeta su inteligencia. El peso psicológico de la serie es amplificado por la sublime interpretación de Eggold como antagonista, uno tan inquietantemente carismático como aterrador. Su retrato actúa como un escalofriante espejo de Alex Cross, cimentando las bases de thriller psicológico que sustentan a Cross.
Es probable que el deliberado bajo ritmo de Cross no convenza de primeras a los fans de los dramas que avanzan de manera más vertiginosa, pero sin duda premia a aquellos que aprecian las narrativas cocinadas a fuego bajo. La revelación narrativa minuciosa resulta de los más inmersiva para el espectador, permitiéndole escudriñar cada elemento de los personajes, sus motivaciones, y las pistas que van dejando. Una paciencia a la hora de contar la historia que crea cierta sensación de intimidad para con los personajes, haciendo que sus victorias sean más satisfactorias y sus tropiezos más descorazonadores.
Por todo ello, Cross es un triunfo en el reino de los thrillers psicológicos policiales. Con un Aldis Hodge que ofrece una de las mejores interpretaciones del año, y con Ryan Eggold redefiniendo lo que puede llegar a ser un villano de televisión, Cross captura la esencia de su género mientras que confecciona su propia identidad. La meticulosa escritura, acompañada por un inmersivo montaje y una siniestra banda sonora, ponen en valor que Cross es tanto un viaje emocional como un juego mental. Una serie que angustia y atrae a partes iguales.
NOTA: ★★★★☆
“CROSS” SE ESTRENA MAÑANA EN PRIME VIDEO.
TRÁILER:
PÓSTER:
¡SÍGUENOS!
- CRÍTICA: “Secret Level” - diciembre 5, 2024
- Mario Hernández predice los nominados a los Globos de Oro 2025 en las categorías de cine. - diciembre 2, 2024
- CRÍTICA: “Vaiana 2” (“Moana 2”) - diciembre 2, 2024