CRÍTICA: “El Especialista” (“The Fall Guy”)
Cine de acción 101.
En 1952, la dupla compuesta por Stanley Donen y Gene Kelly nos traían una de las obras cumbres del cine, Cantando bajo la lluvia. Una comedia musical en la que el espectador era capaz de visualizar uno de los momentos más importantes de la historia reciente del cine – al menos en aquella época – como fue el paso del cine mudo al sonoro. Una película en la que los directores, a través de la música y la coreografía de los ya ilustres números musicales, daban una clase de historia de cine, aglutinando en el proceso las aportaciones que los distintos géneros y figuras del momento hicieron al séptimo arte. Pero, ¿y qué tiene esto que ver con una comedia de acción como The Fall Guy? ¿A qué viene toda esta retrospectiva y mirada hacia un musical como Cantando bajo la lluvia? Pues mucho.
Y es que, más de 70 años después, David Leitch (Bullet Train), un ex-doble de riesgo, nos deja en la que es su sexta película como director una clase de 126 minutos de cómo hacer cine de acción. Y no me refiero precisamente a que haya creado una ‘masterpiece’ que servirá a futuros cineastas del género como modelo a seguir en sus producciones. Me refiero a que la película en sí es una continua clase de todo el trabajo detrás de la filmación y producción de una película de este tipo, y que pone en valor a uno de los gremios que más desapercibidos han pasado a lo largo de la historia de esta industria: los dobles de acción.
Y para ello, David Leitch nos presenta la historia de Colt Seavers (Ryan Gosling), un doble de acción que, tras sufrir un accidente que parecía haberle puesto fin a su carrera, reaparece en escena con el único objetivo de salvar el debut como directora de Jody Moreno (Emily Blunt), un antiguo amor al cual está dispuesto a recuperar. En su intento, Colt, cual caballero andante superheroico cuyo poder es ser un doble de riesgo, se verá envuelto en una trama conspiranoica mientras que trata de dar con el paradero de Tom Ryder (Aaron Taylor-Johnson), el actor protagonista de esta ficticia película.
Pero, realmente, la premisa es lo de menos. De hecho, toda la película es un intento super explícito de darle a entender al espectador que lo que menos importa es el mensaje detrás de la cinta. Pero no solo de esta, sino de cualquier otro blockbuster palomitero de acción. Con The Fall Guy, Leitch no solo reivindica la suma importancia de los dobles de riesgo a través de secuencias en la que podemos apreciar cómo su labor es imprescindible para hacer quedar bien a la estrellita de turno, sino que con su trasfondo meta (esa construcción en la que vemos una película dentro de una película y en las que ambas acaban interrelacionadas de alguna forma) deja constancia de que, muchas veces, las películas no tratan de sembrar ningún tipo de reflexión empática en el espectador. Muchas veces, y precisamente en este tipo de películas, lo que se busca es hacer desconectar al espectador y hacerlo disfrutar con una serie de potentes escenas de acción rebosantes de adrenalina.
En este sentido, desde la cañera introducción de los títulos de Universal a ritmo de Kiss, la única pretensión de la película es dejarte lo más mascado posible la intencionalidad del director sobre explicando cualquier tipo de trasfondo o sentido que la película adopte a lo largo de su metraje. Un metraje introducido por la voz en off de su protagonista, el cual, al más puro estilo Deadpool, y siendo autoconsciente de que se está dirigiendo a la audiencia que está visionando su historia, nos contextualiza todo el pasado que necesitamos saber para entrar de lleno al meollo.
Un recurso que permite a Leitch marcar ese carácter de sobre explicación continua que mencionamos antes y que, lejos de querer tratar como idiotas a los espectadores, les avisa de que en lo único en lo que tienen que estar centrados es en la acción y en lo bonito que luce todo. O como dice el personaje de Hannah Waddingham (Ted Lasso) en la propia película, en el “sexy bacon”.
Y no es el único recurso de este tipo que deja en la cinta. Precisamente aprovecha al personaje de Blunt (Oppenheimer) para explicar a través de sus palabras y decisiones cómo se va a ir sucediendo la película, las decisiones a nivel de dirección que se van a tomar, y el objetivo que estas persiguen. Además, y a través de un montaje en el que se superponen planos del ‘making of’ de la película ficticia que se está rodando y del resultado final que se consigue en postproducción, Leitch embellece de una forma casi inédita hasta ahora toda la labor que no se ve, pero que es vital para que el espectador acabe viendo el producto final de la forma en la que lo hace. Una labor a nivel de dirección sublime, que llega a su máxima expresión en las escenas en la que la acción y la comedia se entrelazan (siendo la más atractiva la secuencia de la discoteca), y que se ve acompasado por el excelente trabajo actoral que nos deja (una vez más) Ryan Gosling (Barbie).
Con un registro similar al que ya nos dejó Brad Pitt en Bullet Train, o el propio Gosling en Dos buenos tipos, el actor canadiense demuestra que se mueve como pez en el agua en este tipo de producciones, rebosando en cada plano ese carisma y vis cómica tan magnética que posee. Una interpretación que de lo más compliance con su compañera Emily Blunt, quien también demuestra que su faceta cómica está cuanto menos a la altura de la dramática.
En definitiva, The Fall Guy supone una más que entretenida comedia de acción sin ningún tipo de pretensión, cuyo único objetivo es hacer pasar un buen rato al espectador mientras reivindica la figura del doble de acción en Hollywood. Una película con un guion muy bien estructurado a cargo de Drew Pearce (Hotel Artemis), y con una secuencia de acción final que resume el propósito principal de la cinta a la perfección. Pura adrenalina visual.
NOTA: ★★★★☆
“EL ESPECIALISTA”, YA EN CINES.
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