CRÍTICA: “Fingernails”
Una mirada aséptica del amor.
“Una relación no se puede dar por sentada. Una relación hay que trabajarla diariamente”. Algo de lo que Anna (Jessica Buckley) parece muy segura pero que Ryan (Jeremy Allen White), su pareja de toda la vida, parece haber estado obviando sistemáticamente a lo largo de los últimos años de relación que los une. Una relación avalada por una institución científica, que actúa cual gobierno marxista del amor, y que determina, a través de una “prueba de compatibilidad”, si realmente dos personas se quieren o no. Una fe ciega en el sistema en la que Ryan parece depositar toda su confianza, pero que Anna no parece compartir del todo. Un sistema con un concepto del amor frío y artificial, en una realidad distópica y melancólica, sobre la que el director griego Christos Nikou (“Apples”) crea su segunda película, “Fingernails”.
Una cinta que nos dibuja este mundo frío, carente de la pasión propia del amor, con una puesta en escena distante y lánguida, donde los personajes siempre mantienen una distancia prudencial entre ellos, con miedo de mostrar una intimidad y afinidad que parece estar prohibida o reservada para unos pocos. Un amor tratado como si de un mecanismo se tratase, carente de un significado y sin un atisbo de pasión, que crea un mundo sentimentalmente apagado y lánguido, reflejado a través de la fotografía a cargo de Marcell Rév (“Euphoria”) tenue, y donde abundan los colores apagados con tonalidades ocres.
Un mundo plasmado narrativamente en el guion, un tanto predecible pero aderezado con un toque cómico que le sienta muy bien a la atmósfera que pretende crear la película original de Apple TV+, el cual está coescrito por Sam Steiner (quien hace su debut con esta cinta), Stravos Raptis (“Apples”), y el propio Christos Nikou.
Un guion elaborado a base de diálogos trascendentales, donde impera la creación del misticismo y el dibujo de esta realidad aséptica, y cuyo único punto emotivo es aportado por la banda sonora compuesta por Christopher Stracey (“Bailando por la vida”) y que evoca esa belleza del amor que se elimina en el resto de la película. El constante recordatorio de que hay una realidad alternativa mejor tanto para la protagonista, como para el mundo descrito.
Una protagonista encarnada por la actriz Jessie Buckley y que nos deja una actuación contenida y afable, siendo capaz de mostrar esa lucha interior que batalla su personaje de manera intimista. Una lucha sobre si debe aceptar los conformismos y “parámetros científicos” sobre a quién se supone que ama, o por el contrario, debe seguir sus verdaderas emociones e impulsos. Algo que se ve de manera más gestual a través de las miradas y expresión no verbal de la actriz, pero que se hace más literal a medida que avanza la cinta. Actriz rodeada de un elenco capaz de regalar unas actuaciones contenidas, representando esa frialdad y falta de sentimiento que impera en el tono de la película, a través de la (falta de) expresividad y modulación (casi inexistente) de la voz.
En definitiva, una comedia romántica distópica que se apoya en una versión “científica” del ‘Gran Hermano’ descrito por George Orwell en su novela “1984”, para crear una realidad melancólica y artificial, donde el amor es diseccionado y reducido a su mínima expresión, y donde todos los elementos fílmicos vibran bajo la misma sintonía aséptica.
NOTA: ★★★★☆
“FINGERNAILS”, YA DISPONIBLE EN APPLE TV+.
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