CRÍTICA: “Foe”
Un contemplativo western futurista.
En 1982, Ridley Scott nos presentaba en su “Blade Runner” el concepto de “replicante”. Seres virtualmente idénticos al hombre, amorales y sin ningún tipo de expresividad emocional real aparente, que durante años habían sido usados como esclavos por los humanos. Seres que, sin embargo, demostraron poder adquirir esos profundos sentimientos que caracterizan a la raza humana, siendo muy difícil diferenciarlos de nosotros. Personajes como el Agente K, interpretado por Ryan Gosling 35 años después en “Blade Runner 2049”, quien realiza un viaje introspectivo en busca de la humanidad que residía en él, sintiéndose más humano que un simple robot imbuido con inteligencia artificial. Un concepto filosófico, el de la búsqueda de aquello que nos hace humanos, que Garth Davis utiliza como punta de lanza en este western futurista que es “Foe”.
Y es que, esta adaptación de la novela homónima escrita por Iain Reid nos traslada a los Estados Unidos de 2065, donde Hen (Saoirse Ronan) y Junior (Paul Mescal) cultivan un trozo recóndito de tierra propiedad de la familia de Junior durante generaciones. Sin embargo, su apacible y tranquila vida se verá perturbada cuando Terrance (Aaron Pierre), un representante de la corporación aeroespacial OuterMore, aparece en su puerta con una inquietante noticia: Junior ha sido seleccionado para viajar a una estación espacial que orbita alrededor de la Tierra y permanecer allí durante los próximos dos años, tiempo en el que será sustituido por un duplicado biomecánico idéntico a él encargado de proteger a Hen.
Bajo esta premisa, el director de “María Magdalena” (2018) centra su esfuerzo en representarnos de la manera más envolvente posible la lúgubre y triste soledad que viven los protagonistas en este mundo postapocalíptico carente de alma. Unos esfuerzos que pasan por la continua yuxtaposición de amplios planos descriptivos cargados de simbolismo, donde el personaje se pierde entre la inmensidad de lo que le rodea al más puro estilo “Nomadland”; y planos mucho más cortos que te sumergen en el interior del drama personal que viven los personajes de Ronan (“Lady Bird”) y Mescal (“Aftersun”). Planos donde la puesta en escena austera y solitaria es dibujada por la fotografía de Mátyás Erdély (“The Iron Claw”) en la que predominan los colores fríos y tenues, haciendo visible esa melancolía que rezuma el guion durante los 110 minutos de metraje.
Un metraje dispuesto en largas secuencias, en el que el montaje cargado de transiciones suaves y livianas parece esconder el miedo de romper la quietud que se imprime en la cinta desde el primer fotograma. Una quietud exacerbada por el carácter reflexivo y profundo del guion elaborado conjuntamente por el director y el escritor de la novela en la que se basa la cinta, donde el desarrollo de los personajes y la construcción del descenso a la locura que sufre el personaje de Paul Mescal es de lo más destacable. Un guion contemplativo que posee la profundización justa en según qué subtramas, y que genera la confusión necesaria para que el clímax que supone el giro de guion del tercer acto golpee con el acierto y la fuerza necesarios. Un guion sobre lo que realmente nos hace humanos, cargado de matices filosóficos, y que explota el comportamiento errático de los protagonistas para generar un estado de desconcierto continuo en el espectador, en una clara búsqueda por empatizar con el personaje de Junior.
Todo ello para crear una propuesta arriesgada a la que, pese a las grandes actuaciones del elenco principal (Paul Mescal demuestra una vez más el enorme talento interpretativo que recorre sus venas) y la química que derrochan entre ellos, el director no sabe sacarle todo el partido a la quietud y contemplación que él mismo imprime en la cinta, perdiéndose en su propia complejidad, y siendo incapaz de hacer tangibles algunos de los conceptos y temas que el espectador es tan solo capaz de vislumbrar.
En definitiva, “Foe” conforma un dibujo fílmico sobre la soledad y la búsqueda interior de la humanidad en forma de western futurista. Una película altamente descriptiva, donde la puesta en escena austera y las largas secuencias imprimen un ritmo lento que le sienta muy bien al carácter filosófico de la cinta, pero que Garth Davis no termina de exprimir lo suficiente.
NOTA: ★★★½
“FOE”, ESTRENO MAÑANA EN PRIME VIDEO.
TRÁILER:
PÓSTER:
¡SÍGUENOS!
- Mario Hernández predice los nominados a los Globos de Oro 2025 en las categorías de cine. - diciembre 2, 2024
- CRÍTICA: “Vaiana 2” (“Moana 2”) - diciembre 2, 2024
- CRÍTICA: “Wicked” - noviembre 27, 2024