CRÍTICA: “Guardianes de la Galaxia Vol. 3”
James Gunn le da un respiro a la mala racha del UCM.
Guardianes de la Galaxia Vol. 3 es la anticipada tercera y última entrega de la saga de Marvel de los queridos forajidos intergalácticos. Se trata de una saga que siempre ha sobresalido en el género de superhéroes gracias a su distintivo toque de humor, su fantástica y evocadora banda sonora ochentera y sus entrañables personajes.
Este capítulo de la saga da comienzo con una secuencia de lo más acertada que establece de una forma magistral el tono principal de la historia. Rocket escucha y canta una versión un tanto oscura de Creep, de Radiohead, mientras reflexiona sobre su pasado y los amigos que ha perdido. Un momento potente y melancólico que nos advierte (y nos anticipa) que la película va a adentrarse en un terreno más oscuro que sus predecesoras. Y así es.
Lo que hace diferente a Guardianes de la Galaxia de otras sagas de superhéroes es la riqueza y profundidad de sus personajes. Cada uno de los miembros del grupo experimenta un desarrollo único, con sus correspondientes momentos de protagonismo. Ya sea Nébula encontrando su lugar en el grupo, Groot creciendo ante nuestros ojos o Drax revelando su lado más tierno. Y, aunque todos los guardianes habían tenido su momento de gloria en las anteriores películas, a Rocket no se le había dado tanto énfasis hasta este filme. En esta nueva entrega nos sumergimos en su origen. Un origen que le convierte en uno de los personajes más complejos e interesantes de la trilogía.
Con ello, el guion firmado por el propio James Gunn consigue abordar temas como la familia y la pérdida de una forma muy conmovedora, y aunque la película es la más dura de todas – con una trama sobre Rocket bastante tenebrosa y explícita y un villano absolutamente despreciable sin ninguna cualidad redentora interpretado por Chukwudi Iwuji (Evil) –, no por ello deja de lado los momentos divertidos tan característicos de los guardianes. Mientras vamos descubriendo la dolorosa historia de Rocket y nos enfrentamos cara a cara con el villano, el espectador se sumerge en un torbellino de emociones que le hace pasar de la risa a las lágrimas en un vaivén constante gracias a la (de nuevo) impecable dirección de Gunn.
No hace falta decir que Marvel lo estaba pasando mal últimamente para contentar a sus fans, pero esta película no decepcionará a sus seguidores. Su clave ha sido centrarse en los guardianes y su historia, dejando de lado el multiverso y la línea del UCM. Esto era lo que hacía falta: un foco en los personajes que tanto queremos.
Sin embargo, no podemos obviar algunos puntos débiles de la película como su ritmo irregular debido a la inclusión de varias subtramas y el esperado personaje de Adam Warlock en la piel de Will Poulter (Somos los Miller) que acaba resultando algo decepcionante y vacío.
En definitiva, James Gunn no decepciona y nos regala una emocionante y conmovedora conclusión de la trilogía. Es cierto que la película supone el final de la trilogía de Guardianes de la Galaxia, pero está claro que estos personajes seguirán teniendo un gran impacto en el Universo Cinematográfico Marvel y en nuestros corazones durante muchos años. Muchos, muchos años.
NOTA: ★★★★☆
“GUARDIANES DE LA GALAXIA VOL. 3”, YA EN CINES.
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