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CRÍTICA: “Harold y el Lápiz Mágico”

Una buddy movie llena de luz.

© Sony Pictures

Dirigida por Carlos Saldanha (Rio) y protagonizada por Zachary Levi (Shazam!), Harold y el lápiz mágico da vida al encantador libro infantil que escribió Crockett Johnson en 1955, y que además lleva el mismo nombre. La historia original, reconocida por su simplicidad e imaginativa premisa, sigue a un joven chico llamado Harold, quien usa un lápiz morado para dibujar un mundo hecho a su antojo. Con tan solo unas pinceladas de su lápiz, Harold es capaz de crear un paisaje limitado únicamente por su imaginación, inspirando a generaciones de jóvenes lectores a ver el mundo como un lienzo para su ilimitada creatividad.

© Sony Pictures

Era evidente que trasladar esta sutil y minimalista narrativa a la gran pantalla mientras se trataba de cautivar a los niños de hoy en día iba a ser cuanto menos ambicioso. Y más si le sumas el intento por parte de Saldanha de aportar capas de acción y aventuras a su adaptación. Por esta razón, no es una sorpresa encontrarnos en Harold y el lápiz mágico una cinta con sus logros y fracasos, y que trata de capturar la inocencia propia de Harold mientras que pretende aportar complejidad en un intento de llamar la atención de la audiencia más adulta.

Dicho esto, Harold y el lápiz mágico es una película destinada principalmente al público infantil, manteniendo su esencia alegre y fantástica durante todo el metraje. La cinta enfatiza el asombro y la simplicidad de la vida infantil, creando un festival visual que celebra las aventuras de Harold, centrado en los espectadores más jóvenes, y descuidando en muchas ocasiones atraer a los adultos que acompañan a los más peques de la casa a las salas de cine. En este sentido, la película se contrapone a los recientes éxitos animados tales como El gato con botas: el último deseo, la cual fue capaz de crear un puente demográfico entre las distintas edades de sus espectadores a través de temas que rezumaban madurez.

Así pues, Harold y el lápiz mágico se mantiene firme en el reino de la fantasía infantil, otorgando al espectador una historia que nunca se aventura hacia un territorio que pudiera despertar la curiosidad de los padres y madres presentes en las salas, dejando a algunos acompañantes adultos sin la profundidad esperada en los personajes o la narrativa.

© Sony Pictures

El argumento, cargado de aventuras de buen corazón y rebosante de un buenismo que abraza a todos y cada uno de los personajes, en ocasiones sacrifica la coherencia en favor de la jovialidad. El viaje que recorre Harold en el mundo real es un ejercicio de exploración alegre en el que se prioriza el encanto sobre la profundidad. Incluso el antagonista de la película – interpretado por Jemaine Clement (Lo que hacemos en las sombras) –, quien sí es cierto que representa una clara posición hacia la inocente imaginación de Harold, se mantiene como un ser fundamentalmente bondadoso, una decisión que contribuye a la dulzura de la historia, pero que resulta en un subdesarrollado arco del personaje. Este concepto de “villano benigno” elimina cualquier tipo de conflicto real, dando la sensación de que realmente no hay nada en juego sobre lo que oponerse.

A nivel estilístico, Harold y el lápiz mágico abraza la fórmula de las buddy movies para plasmar la relación de Harold con su entorno. Sin embargo, la línea argumental centrada en esta relación enfatiza el sentido de compañía y camaradería sin llegar a explorar la complejidad inherente de las conexiones humanas. Los personajes que rodean a Harold sirven más como cómplices en su fantástica aventura que como figuras completamente realizadas que puedan guiarlo a lo largo de un viaje emocional más profundo.

Una fantástica aventura liderada por un Harold al que le da vida de forma infantil Zachary Levi. Capturando el espíritu inocente de manera sincera y entrañable, Levi nos regala una interpretación que inunda de genuino amor las peripecias que se muestran a lo largo de todo el metraje. Sin caer en la caricaturización, el actor de Luisiana captura la ingenuidad de Harold, ofreciendo un retrato que habla a los niños y resulta entrañable a los adultos. Su actuación da vida al crecimiento de Harold de manera cautivadora, sobre todo a medida que se va encontrando con un mundo mucho más complejo que las páginas que él conoce.

© Sony Pictures

En resumidas cuentas, Harold y el lápiz mágico honra al material original del que este se inspira manteniéndose fiel al espíritu de Harold y la idea de creatividad ilimitada. Una película que se mantiene apacible y entretenida para el público más infantil, celebrando el poder de la imaginación y el descubrimiento. Sin embargo, y para un público más adulto, la falta de profundidad y sofisticación narrativa puede convertirla en una diversión pasajera, y no tanto en una experiencia cautivadora.

NOTA: ★★½

“HAROLD Y EL LÁPIZ MÁGICO”, YA EN CINES.


TRÁILER:

PÓSTER:

© Sony Pictures

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Mario Hernández

Mario Hernández

Cinéfilo granadino de la generación del 98 (1998 más concretamente), amante del cine independiente y las grandes sagas. Entusiasta de una buena sesión de peli y manta, soy graduado en Economía por la Universidad de Granada (UGR) con nivel C1 de inglés. Actualmente, estoy realizando el curso de Crítica de Cine en la Escuela de Escritores de Madrid.