CRÍTICA: “Hit Man. Asesino por Casualidad”
Powell es un maestro del disfraz en el nuevo hit de Richard Linklater.
Gary Johnson es el asesino profesional más buscado de Houston. En la última década, le han contratado para matar a más de sesenta personas. Pero si le pagas para eliminar a un cónyuge infiel o a un jefe abusivo, será mejor que te cuides las espaldas: trabaja para la policía.
Así comienza Skip Hollandsworth su artículo Hit Man, publicado en el Texas Monthly en 2001, sobre Gary Johnson, persona real de la que se inspira – y muy libremente – la nueva película del aclamado cineasta Richard Linklater.
La película, que lleva el mismo título que el artículo (ignoremos el subtítulo innecesario y nada atractivo de su traducción al español), sigue la historia de Gary (Glen Powell), un profesor de filosofía en la Universidad de Nueva Orleans aparentemente normal, que también trabaja en el departamento de policía local. Tras la suspensión temporal de su compañero (Austin Amelio), Gary asume el papel de falso sicario para recoger pruebas incriminatorias de quienes buscan acabar con la vida de alguna persona de su entorno, y resulta que se le da muy bien el trabajo. Un día, una mujer, Madison (Adria Arjona), se pone en contacto con él para que mate a su marido maltratador. Madison sucumbe poco a poco a los encantos de una de las identidades de Gary – el misterioso y sexy Ron – y su tórrida relación desencadena una reacción en cadena de teatralidad, engaños y riesgos cada vez mayores.
Vayamos al grano. Hit Man es todo un escaparate para su actor protagonista, Glen Powell, que saltó a la fama por Top Gun: Maverick. Tras su papel secundario en la película de Joseph Kosinski, y co-protagonizar la comedia romántica Cualquiera menos tú junto a Sydney Sweeney, Powell ha sido fichado para numerosas películas en roles protagonistas como esta Hit Man y las futuras Twisters, Huntington, Monsanto o The Running Man (donde compitió por el papel protagonista enfrentándose a Ryan Gosling, Chris Evans y Chris Hemsworth, casi nada). Y es que en Hit Man, Powell demuestra – por si alguien tenía dudas – por qué se ha convertido en uno de los actores más solicitados de su generación.
Powell – que no solo protagoniza la película sino que también la coescribe junto a Linklater – brinda una interpretación camaleónica. No hay rastro del Powell que conocemos. Gracias a que su personaje, Gary Johnson, se toma en serio su papel de falso sicario y personaliza a cada asesino a sueldo a la medida de cada cliente, tenemos la oportunidad (y la suerte) de ver a Powell en distintos estilos demostrando su increíble y asombrosa versatilidad. De esta forma, el actor pasa del don nadie que es Johnson en su día a día como profesor, con un look clásico y pelo suelto, a encarnar diversas personalidades de los asesinos a sueldo, como un personaje al estilo Patrick Bateman de American Psycho con traje y corbata, una figura similar a la de Javier Bardem en No es oaís para viejos (o también podría decirse que parecida a Tilda Swinton en Snowpiercer), una especie de villano prototípico con acento ruso y una peluca estrambótica que evoca a los antagonistas de James Bond o John Wick, y un largo etcétera. En total, alrededor de 40 personalidades que vemos en pantalla, muchas de ellas con apenas un minuto en pantalla, pero que muestran al actor inmerso en un juego de disfraces y saliendo airoso.
Unas transformaciones divertidísimas e ingeniosas que conforman lo mejor de la película y que tampoco podrían ser posibles sin el magnífico y depurado trabajo del equipo de maquillaje, peluquería y vestuario, dirigidos por Tara Cooper (maquillaje), Ally Vickers (peluquería) y Juliana Hoffpauir (vestuario). Personalidades de entre las que destaca la de Ron, un guaperas con el pelo peinado hacia atrás y gafas de aviador, que Johnson inventa para Madison (Adria Arjona), y que juntos forman un tándem electrizante y sexy, cargado de química, y que protagoniza la escena más desternillante de la película al principio del último acto.
Una película que es un producto más que comercial que mezcla comedia, romance, cine negro o thriller, todo en uno, alejándose, eso sí, de la obra maestra introspectiva de su director, esa excepcional trilogía Before, para ofrecernos algo muy distinto (y más convencional) en la filmografía de Linklater, pero sin abandonar los temas profundos y filosóficos que le caracterizan, si bien aquí son más sutiles y ligeros. Todo un estudio psicológico a través del personaje de Gary, que descubre que se siente atraído por las múltiples facetas de los personajes que interpreta, especialmente Ron, mientras la voz en off de Gary acompaña constantemente la narrativa, con el fin de abordar el tema de la identidad.
En definitiva, Hit Man demuestra el descomunal talento de Powell mientras se sumerge en un intrincado y entretenidísimo bodyswap de personalidades. Un cóctel de géneros lleno de fanfarronería, extravagancia y caos en el mejor de los sentidos. Todo un hit.
NOTA: ★★★★☆
“HIT MAN. ASESINO POR CASUALIDAD”, YA EN CINES.
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