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CRÍTICA: «La Acompañante» («Companion»)

¿Sueñan los androides con historias de amor?

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© Warner Bros

En momentos tan convulsos y cambiantes como los actuales, encontrar una historia de «amor» (claramente tóxica) entre una androide-buena-gente y un hijo-de-puta-maltratador resulta extrañamente refrescante, acaso una recalibración de las relaciones de pareja adaptada a los tiempos de la IA. Y es que, si hace unos años una propuesta de este tipo podía clasificarse como de ciencia ficción, cada vez resultan más cercanas y factibles estas posibilidades. Nos vienen a la mente, por supuesto, el Ex Machina de Alex Garland, el Her de Spike Jonze o el capítulo Ahora mismo vuelvo del Black Mirror de Charlie Brooker, solo por citar algunos ejemplos recientes como referentes para esta Companion, en su título original.

La acompañante narra la historia de Iris (Sophie Thatcher) y Josh (Jack Quaid), una pareja aparentemente normativa que va a pasar un fin de semana en una idílica casa en el lago junto a los dudosos amigos de él. No es spoiler –pues en el tráiler ya se puede ver– decir que Iris tiene la pequeña peculiaridad de ser un robot de compañía, o, como lo llaman en inglés coloquialmente, un «Fuckbot». El asunto es que estos robots, al estilo del Roy Batty de Blade Runner (Ridley Scott, 1982), tienen la capacidad de desarrollar sentimientos, un sentido de identidad propia y de albergar dilemas morales y obsesiones amorosas, que los convierten en vulnerables y frágiles, en definitiva, en más humanos que los propios humanos.

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© Warner Bros

Ese es el juego al que estamos invitados: el de presenciar el viaje emocional hacia el desamor de una máquina que solo quiere complacer a su «amo/pareja» (sumisión y dependencia emocional) y que solo existe por y para hacerlo feliz. Y de cómo eso, inevitablemente, desemboca en una auténtica tragedia, que en este caso resulta, además, sangrienta. La acompañante se muestra como un cuento moral que habla de los malos tratos, la deshumanización y el empoderamiento femenino y que consigue ser a la vez cruel y tierno, divertido y dramático.

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Gran parte del mérito para que esta vuelta de tuerca funcione es el equilibrado y sutil balance de géneros que el director, Drew Hancock, maneja: ciencia ficción, comedia, drama, terror y denuncia social se dan la mano aquí. Pero es evidente que sin la presencia etérea y fuerte a la par, sin esos enormes ojos vidriosos de Sophie Thatcher (Heretic) –24 añitos tiene una de las actrices del momento– no resultaría tan fácil creerse cómo el alma de un robot se rompe en mil pedazos cuando descubre que su amado no es quien ella creía. Y es que Thatcher consigue expresar una gama de emociones de enorme riqueza principalmente con su mirada y con microgestos sutiles que hacen que no puedas apartar la vista de su rostro.  

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En conclusión, La acompañante viene a aportar una versión novedosa y divertida, de cine de género, de La novia de Frankenstein (James Whale, 1935), pero también una parábola muy clara sobre la violencia machista. Una cinta que nos obliga a reflexionar, pero que en ningún momento resulta aburrida o pretenciosa, gracias a sus constantes giros. Y es que, al final es casi obligatorio plantearnos la inquietante, pero necesaria pregunta…Si los robots acaban siendo más humanos que los propios humanos…¿En qué nos convertimos nosotros?

NOTA: ★★★★☆

«LA ACOMPAÑANTE», YA EN CINES.


TRÁILER:

PÓSTER:

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Pablo Fernández Barba
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Pablo Fernández Barba

Guionista y Profesor de Guion, el cine es mi pasión irrenunciable y la escritura en sus diversas variantes, mi oficio. Soy Diplomado en Guion por la Escuela de Cine de Madrid (ECAM) y cuento con diversos libros de relatos publicados. La crítica de cine me ha acompañado desde niño y me parece un juego divertidísimo. Mando callar en las salas de cine, mi templo personal.