CRÍTICA: “La Guitarra Flamenca de Yerai Cortés”
Arrancarse por bulerías.
Antón Álvarez, más conocido como C. Tangana, debuta como director con un documental inusual, titulado La guitarra flamenca de Yerai Cortés, en el que homenajea al flamenco y que tuvo su estreno mundial en el Festival Internacional de Cine de San Sebastián.
En esta película de no ficción, seguimos al guitarrista Yerai Cortés, adentrándonos en un viaje por su intimidad en el que nos enseña a su familia, su barrio gitano y sus amigos, así como los conflictos y secretos que pueden surgir en las relaciones y cómo la fuerza de la música y la belleza tienen una capacidad expresiva y sanadora.
Por ello, las canciones de Yerai tienen «una pena muy grande» que explorar y que dan sentido a toda esta obra. La elección del sonido en directo –ese mimo y detalle con el que se procesa– no es casual, pues aporta vivacidad y remarca la sensación de música orgánica, dotando a su trabajo de una experiencia inmersiva.
Además, la ausencia de puesta en escena y la posición de la cámara, a veces como voyeur, escondida cuando los personajes hablan, o de forma partícipe, incluso con el propio director en escena, retratan la cotidianidad de los familiares del protagonista, llena de conversaciones espontáneas, tiernas y humorísticas donde el peso del pasado y las heridas de la distancia y el amor se exponen terapéuticamente.
Así pues, los fragmentos de entrevista son una forma de comprender la historia de una familia y rendir tributo no solo a la música, sino también a la sociedad gitana. Con esto, la genealogía y la búsqueda de identidad del guitarrista son claves en todo el documental, a través del cual nos acercamos a su mundo interior, intrínsecamente ligado a su emotiva música, que acompaña y conecta los planos. Acordes dedicados enteramente a su familia y a su novia (también cantante, conocida como La Tania), que aportan armonía estética a lo largo de todo el film.
Por otro lado, la forma estilística de narrar, en la que predomina la esencia del work in progress, al carecer de linealidad temporal y rodada plenamente en fotoquímico, con momentos que recuerdan a los trabajos de Isaki Lacuesta (Segundo premio), hacen que las anécdotas brillen y nos lleven a un recorrido emocionalmente puro.
A su vez, en sus números musicales, la escenografía, que cuenta con la presencia de Farruquito o Remedios Amaya, es tan poderosa que nos traslada directamente a Flamenco (1995), de Saura, y quizás, este contraste descoloque por la manera de entender un documental, sin embargo, La guitarra flamenca de Yerai Cortés se integra perfectamente en ellas, ocupando así todo el protagonismo, y atrapando al espectador desde el primer fotograma con tan solo escuchar una nota.
En definitiva, C. Tangana se arranca en el séptimo arte con un documental que ya le ha valido una nominación a los Premios Goya 2025, dando paso a una nueva faceta a la que le seguiremos el ritmo
NOTA: ★★★½
“LA GUITARRA FLAMENCA DE YERAI CORTÉS”, YA EN CINES.
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