Crítica de ‘Misión: Imposible – Sentencia Mortal (Parte Uno)’: Una misión mortalmente repetitiva.

Se dice muy pronto, pero ya han pasado (nada más y nada menos) 27 años desde el estreno de la primera película de Misión Imposible. Y es admirable ver cómo esta saga de espionaje se las ha arreglado para mantenerse relevante en un género tan sobreexplotado y saturado como el cine de acción. Y ya van siete con esta Misión: Imposible – Sentencia Mortal (Parte Uno), que acaba de llegar a los cines.
Ahora, Ethan Hunt (Tom Cruise) y su equipo de la FMI se embarcan en su misión más peligrosa hasta la fecha: la de rastrear un arma que amenaza a la humanidad antes de que caiga en manos equivocadas. Una carrera mortal alrededor del mundo de Hunt vs una sombra de su pasado.

Cruise vuelve a ser el alma de la función. Su habilidad para realizar sus propias acrobacias y arriesgarse en escenas de riesgo es una vez más sorprendente y muy admirable. En Protocolo Fantasma, Cruise se suspendió en el exterior de un rascacielos a más de 800 metros de altura y en Nación Secreta se subió en el costado de un avión en pleno vuelo. Esta vez, la acrobacia estelar ha sido un salto al vacío desde una montaña subido en una motocicleta. Imponente.
Muchas de las escenas de la película son dignas de mención, entre ellas, la que tiene lugar en el aeropuerto o en el tren en movimiento, y también a destacar por un tono más cómico, casi cartoon, el de la divertida persecución en coche por las calles de Roma.
Sin embargo, tras siete entregas (¡siete!), parece que la saga empieza a evidenciar síntomas de desgaste creativo, y sus set pieces a mostrar ya una cierta reiteración, porque sí, cumple con la dosis esperada de acción adrenalínica en estado puro, si bien el guion firmado por Christopher McQuarrie (Top Gun: Maverick) y Erik Jendresen (Hermanos de Sangre) se adscribe a fórmulas conservadoras.

Con sus 163 minutos de metraje, lo que la convierte en la película de Misión Imposible más larga hasta el momento, superando el récord anterior de Misión imposible: Fallout (2018) –con 147 minutos–, esta nueva entrega se estira más de lo necesario, y su condición de primera parte de un díptico narrativo se hace notar especialmente en un nada satisfactorio desenlace carente de resolución.
Tampoco ayuda que, en paralelo, otras sagas como John Wick, con su recién estrenada John Wick 4, hayan demostrado una mayor capacidad de reinvención dentro del mismo género, con secuencias de acción más frescas y emocionantes.

En resumen, Misión: Imposible – Sentencia Mortal (Parte Uno) cumple su misión, nunca mejor dicho, de entretener y ofrecer escenas de acción entretenidas, pero le riesgo. Lo siento, Cruise, pero Keanu Reeves ha ganado esta batalla.
NOTA: ★★★☆☆
“MISIÓN: IMPOSIBLE – SENTENCIA MORTAL (PARTE UNO)”, YA EN CINES.
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