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CRÍTICA: “Orión y la Oscuridad” (“Orion and the Dark”)

La versión animada y para niños de “Beau Tiene Miedo”.

© Netflix

La fobia a la oscuridad, conocida más científicamente como nictofobia, es muy común entre los niños. Un miedo que funciona como el hilo conductor de la nueva película animada de Dreamworks, dirigida por Sean Charmatz, para el gigante de streaming.

En “Orión y la Oscuridad” conocemos a Orión (Jacob Tremblay), un chico como cualquier otro; tímido y modesto. Pero, detrás de esta apariencia normal, se esconde un manojo de ansiedad y miedos irracionales, siendo el peor de sus miedos la oscuridad. Una noche, la mismísima oscuridad (Paul Walter Hauser) decide visitarlo en persona para demostrarle que no tiene nada de qué temer cuando cae el sol. Así, ambos se sumergirán en un viaje en el que Orión descubrirá si es capaz de aceptar lo desconocido, dejar de limitarse por sus miedos y disfrutar de la vida.

© Netflix

Un Orión no muy distinto al Beau de la película de Ari Aster, encarnado por el gran Joaquin Phoenix. Como Beau, Orión se enfrenta una constante paranoia y se embarca en una aventura épica para vencer sus temores más profundos. Una aventura que empieza con un monólogo interior como si de un pasaje del “Ulises” de Joyce se tratara y donde el protagonista desgrana sus mayores miedos uno tras otro en una lista interminable que incluye las abejas, los perros, el océano, las ondas del teléfono, infectarse por una picadura de mosquito, los payasos asesinos que viven en las alcantarillas, dar los buenos días, cortarse el pelo o caerse de un rascacielos. Unos miedos que cobran vida en la pantalla a través de los dibujos de Orión en su cuaderno, lo que permite la fusión de la animación 2D (en sus dibujos) y la 3D (en el resto de la película), aportando un gran dinamismo visual. Un inicio caótico que junto a su fusión de estilos animados recuerda a otra joya animada de Netflix, “The Mitchells vs. The Machines”.

Después de este inicio prometedor, Orión llega a casa y descubrimos su mayor miedo, el de la oscuridad. Y es aquí cuando Oscuridad, la personificación del miedo de Orión, hace su entrada. “Solo quiero dejar de tener miedo”, confiesa Orión en voz alta. Entonces, Oscuridad le invita a ir con él para verle trabajar en un intento de disipar los miedos que le atormentan. Un encuentro entre Orión y Oscuridad que marca el comienzo de esta épica aventura.

© Netflix

Un Orión y Oscuridad que cobran vida a través de un reparto de voces encabezado por el jovencísimo y talentoso Jacob Tremblay (“La habitación”, “Doctor Sueño”) y el extraordinario Paul Walter Hauser (“Richard Jewell”, “Encerrado con el Diablo”). Tremblay, que ya es un veterano en esto de prestar su voz (“Luca”, “La Sirenita”), vuelve a regalarnos una increíble y matizada interpretación como Orión. Y, este dúo protagonista se ve respaldado por un elenco de voces que dan vida a los imaginativos y coloridos compañeros de Oscuridad que personifican al resto de las características nocturnas a lo “Inside Out”: Silencio (Aparna Nancherla), Sueño (Natasia Demetriou), Insomnio (Nat Faxon), Ruidos Inexplicables (Golda Rosheuvel) y Dulces Sueños (Angela Bassett). Unos compañeros que no solo encajan muy bien en esta historia sino que también nos regalan unas situaciones hilarantes y añaden el tono más cómico de la película, sobre todo cuando los vemos trabajar por primera vez, que nos recuerdan a las situaciones que nos encontramos en la fábrica de sustos de “Monsters Inc”.

Una aventura animada que, viniendo de la mano del guionista Charlie Kaufman (“Eternal Sunshine of the Spotless Mind”, “I’m Thinking of Ending Things”), no podía ser una película de animación convencional más, abordando temas tan universales como la superación de miedos y la magia de contar historias (específicamente, historias para dormir). A pesar de todo, hay que señalar que el recurso de la metanarración de la historia no llega a funcionar del todo y rompe con el ritmo inicial de la película, aunque, cuando llega a su final, logra encontrar su voz y consigue transmitir un mensaje positivo y conmovedor. No obstante, es la trama inicial, centrada en el joven Orión, la que destaca como el corazón pulsante de la narrativa.

© Netflix

Como conclusión, “Orión y la Oscuridad” es una película que brilla en la oscuridad. Una película animada que nos invita a enfrentarnos a nuestros propios temores y con un mensaje que funciona por igual para niños y adultos.

NOTA: ★★★½

“ORIÓN Y LA OSCURIDAD”, YA EN NETFLIX.


TRÁILER:

PÓSTER:

© Netflix

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Marta Medina

Marta Medina

Graduada en Estudios Ingleses por la Universidad de Sevilla (US) y con un nivel C2 de inglés. Fundadora de mundoCine con diferentes roles como crítica, redactora y gestora de redes sociales. Amante del cine y seguidora de la temporada de premios y festivales de cine.