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CRÍTICA: “Pared con Pared”

Mucha Aitana y pocas nueces.

© Netflix

Tras dar el salto al mundo de la interpretación protagonizando la serie original de Disney+ La última, la cantante española Aitana protagoniza junto a Fernando Guallar (Reina roja) esta nueva comedia romántica original de Netflix.

Una comedia romántica que funciona como remake de la película francesa Tras la pared, y en la que una joven pianista (interpretada por Aitana) se prepara para una audición vital para el devenir de su futuro profesional, mientras que se enfrenta a uno de los cambios más importantes de su vida: independizarse y vivir por su cuenta. Sin embargo, en este ejercicio de maduración y desarrollo personal, terminará mudándose al apartamento contiguo del de un inventor de juegos que solo puede concentrarse en el más absoluto silencio. Separados por una fina pared hueca incapaz de insonorizar los sonidos procedentes de cada uno de los apartamentos, esta pareja de nuevos vecinos deberá entenderse y organizarse para poder convivir.

© Netflix

Al frente de la dirección de la cinta encontramos a Patricia Font, la directora detrás de unas de las mejores películas españolas del pasado 2023: El maestro que prometió el mar. Una Patricia que parece haber querido rescatar para esta Pared con pared el espíritu chic y bohemio que impera en las grandes comedias románticas francesas de los últimos años – siendo Golpe de suerte uno de los mejores ejemplos – pero que solo es capaz de dibujar en el personaje de Aitana una versión un tanto infantilizada del personaje de Lily Collins en la serie Emily en París. Algo a lo que la a veces inexpresiva y demasiado monótona interpretación de una precoz Aitana no termina de ayudar.

En un intento más por parte de una estrella de la música por consagrarse en el mundo del espectáculo audiovisual, y pretendiendo seguir los pasos marcados por grandes nombres como los de Lady Gaga (Ha nacido una estrella) o Cher (Hechizo de luna), Aitana demuestra que el foco que recibe su personaje a lo largo de la cinta le queda demasiado grande. Tan solo la gran química que derrocha con su coprotagonista y el gran nivel interpretativo que deja este último es capaz de nublar los altibajos en la interpretación de la cantante catalana.

Imagen de la película de Netflix, Pared con Pared
© Netflix

Por su parte, nos encontramos ante una cinta que cuenta con un trasfondo narrativo y de los personajes que la interpreta totalmente desaprovechado, dando lugar a una primera mitad de película donde las situaciones que el espectador observa se sienten reiterativas y monótonas. Situaciones en las que el guion escrito por Marta Sánchez (Menudas piezas) se empecina en recalcar el hecho de que los protagonistas provienen de mundos muy diferentes y que la forma de vida de ambos pueden poner en serios aprietos la convivencia diaria entre ellos, dejando a un lado la profundización en los  temas más complejos y profundos que sobrevuelan la segunda mitad de esta “Pared con Pared” (temas como la autorrealización, la defensa de los ideales propios, o la perseverancia y lucha por lo que uno realmente quiere lograr).

Todo ello acaba generando en el espectador una sensación de aletargamiento y pesadez, haciendo que el último tramo de la cinta – el que realmente merece la pena – pase sin pena ni gloria por las mentes de los espectadores, pudiendo llegar a despertar en ellos una pregunta tan clave como inoportuna: “¿No me podrían haber contado esta misma historia en tan solo 40 minutos?”.

Como algo a destacar de la cinta – porque no todo iba a ser malo – encontramos la puesta en escena utilizada por Patricia Font y el uso tan milimétrico que hace de la escasa escenografía con la que cuenta Pared con pared. La directora ganadora del Goya por el cortometraje Café para llevar transporta a la perfección al espectador a esta dinámica tan poco placentera a base de planos cerrados capaces de encapsular el desquiciamiento y falta de intimidad que sufren los protagonistas.

Un ejercicio por transmitir a través de las imágenes de lo más acertado, y que encuentra su guinda en el contraste de la paleta de colores empleados para decorar cada una de las viviendas. Dos viviendas que representan a la perfección el estado anímico y emocional tan dispar de los protagonistas, y que se convierten en dos personajes más de esta insulsa comedia romántica.

Imagen de la película de Netflix, Pared con Pared
© Netflix

En definitiva, Pared con pared supone un debut en el mundo del largometraje cuanto menos tibio para Aitana, resultando en una comedia romántica con más pretensiones que aciertos, donde la mala ejecución de la fresca e ingeniosa premisa deriva en una primera mitad monótona en la que “no pasa nada”, haciendo que el espectador está ya demasiado aletargado en su fase final como para querer seguir sabiendo más. Un claro sí pero no.

NOTA: ★★☆☆☆

“PARED CON PARED”, ESTRENO EL VIERNES EN NETFLIX.


TRÁILER:

PÓSTER:

Poster de la película de Netflix, Pared con Pared
© Netflix

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Mario Hernández

Mario Hernández

Cinéfilo granadino de la generación del 98 (1998 más concretamente), amante del cine independiente y las grandes sagas. Entusiasta de una buena sesión de peli y manta, soy graduado en Economía por la Universidad de Granada (UGR) con nivel C1 de inglés. Actualmente, estoy realizando el curso de Crítica de Cine en la Escuela de Escritores de Madrid.