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CRÍTICA: “Presunto Inocente” (“Presumed Innocent”)

Un adictivo y tenso thriller judicial de la vieja escuela.

© Apple TV+

En 1990, se estrenó Presunto inocente, una película basada en la novela homónima de Scott Turow y protagonizada por Harrison Ford, que rápidamente se convirtió en un clásico del thriller judicial. Ahora, más de tres décadas después, Apple TV+ revive esta historia en formato de miniserie, esta vez, con Jake Gyllenhaal en el papel que interpretó Ford. Pero, la pregunta inevitable que todos se harán antes de ver la serie es ¿vale la pena revisitar esta historia clásica una vez más?

La miniserie Presunto inocente, compuesta por ocho episodios de aproximadamente 45 minutos cada uno, sigue a Rusty Sabich (Jake Gyllenhaal), un respetado fiscal adjunto jefe de Chicago, casado y con dos hijos, cuya vida perfecta se desmorona por completo cuando su compañera de trabajo, la también fiscal Carolyn Polhemus (Renate Reinsve), y amante, es brutalmente asesinada. A partir de este momento – que se produce a los pocos minutos de empezar el primer episodio – Rusty se convierte en el principal sospechoso de su asesinato, al mismo tiempo que su compañero Tommy Molto (Peter Sarsgaard) trata de inculparle. A la espera del juicio, Rusty recurre a su íntimo amigo para que le defienda, Raymond Horgan (Bill Camp), que hasta hace poco era el fiscal del condado de Cook antes de perder su puesto a manos de su oponente político, Nico Della Guardia (O-T Fagbenle).

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Presunto inocente captura la esencia del thriller judicial de la vieja escuela y lo hace con una maestría palpable. A lo largo de los siete episodios facilitados para esta crítica, la serie mantiene una tensión constante, que culmina en revelaciones estratégicamente situadas al final de casi todos los episodios. Revelaciones que incluyen nuevas pruebas, mentiras corroboradas, secretos desvelados o giros argumentales. Sí, esos plot-twists que todo amante de los thrillers tanto desea ver, y que en “Presunto Inocente” funcionan a la perfección, incluso para aquellos familiarizados con la película de 1990 protagonizada por Harrison Ford.

Un thriller judicial de corte clásico cuya atmósfera cargada de tensión proviene no tanto de su guion, a veces cómodo y convencional, sino de la envolvente banda sonora del dúo de compositores Danny Bensi y Saunder Jurriaans (Enemy) – que desde los primeros compases hace una fuerte presencia onírica –, del gran trabajo de dirección de Anne Sewitsky (Siempre feliz) y Greg Yaitanes (La casa del dragón), que guían la narración con una enorme precisión, y de la dirección de fotografía a cargo de Daniel Voldheim (Radiohead: If You Say the Word) y Doug Emmett (I Care A Lot), que combinan una iluminación naturalista y un enfoque observacional e intimista que dotan a las escenas de una autenticidad e intensidad dramática.

Y es que, gran parte de que todo esto funcione es gracias a las soberbias interpretaciones del elenco, especialmente de Jake Gyllenhaal y Peter Sarsgaard. Jake Gyllenhaal (Nightcrawler, Road House) en su debut como actor en una serie – que ya era hora – brilla como Rusty Sabich, un personaje muy complejo que, al estilo de un narrador poco fiable, hace que el espectador a veces sienta lástima por él y, otras, dude de su inocencia. Por su parte, Peter Sarsgaard (Memory) – cuñado de Gyllenhaal en la vida real – acapara más protagonismo a partir del episodio 5, cuando el juicio toma el centro del escenario. Episodio a partir del cual se muestra un hipnotizante duelo tanto legal como interpretativo entre Gyllenhaal y Sarsgaard. Además, el resto del elenco no se queda atrás. Todos los miembros del reparto tienen actuaciones destacadas, desde Renate Reinsve (La peor persona del mundo), quien aparece a modo de flashbacks con Rusty Sabich y aporta sensualidad a la serie, hasta el más joven del reparto, Tate Birchmore (Tiempo de victoria: La dinastía de Los Lakers), durante una escena en la que testifica en el juicio, y O-T Fagbenle como el repugnante político Nico Della Guardia (El cuento de la criada).

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A pesar de todas estas fortalezas, Presunto inocente es culpable de algo: prolongarse más allá de lo necesario. Prueba de ello es que la película original de 1990, con sus dos horas de duración, conseguía contar la misma historia en mucho menos tiempo que los más de 300 minutos que abarca esta serie. No obstante, esto no evita que – gracias a su ritmo trepidante – la miniserie sea una cautivadora reinterpretación del clásico thriller judicial – si bien no inventa nada nuevo – y una notable adición al catálogo de Apple TV+.

© Apple TV+

En definitiva, esta nueva adaptación de la novela homónima de Scott Turow merece la pena ser vista, incluso si uno ha visto antes la película de 1990 con Harrison Ford. Una miniserie adictiva del creador de Big Little Lies que mantiene al espectador en vilo gracias a su tensión constante, sus sobresalientes interpretaciones y su impecable dirección técnica. Ahora bien, a la espera del visionado del último episodio de la miniserie, que la plataforma no ha puesto a disposición de la prensa, y cuya resolución es crucial para emitir un veredicto final sobre la serie en su conjunto, queda por ver si el desenlace está a la altura del suspense cuidadosamente construido hasta el momento y si hay algún cambio significativo en el final de esta Presunto inocente en comparación con el largometraje de los noventa.

NOTA: ★★★★☆

LOS DOS PRIMEROS EPISODIOS DE “PRESUNTO INOCENTE” YA ESTÁN DISPONIBLES EN APPLE TV+, CON UN NUEVO EPISODIO CADA MIÉRCOLES HASTA EL 24 DE JULIO.


TRÁILER:

PÓSTER:

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Marta Medina

Marta Medina

Graduada en Estudios Ingleses por la Universidad de Sevilla (US) y con un nivel C2 de inglés. Fundadora de mundoCine con diferentes roles como crítica, redactora y gestora de redes sociales. Amante del cine y seguidora de la temporada de premios y festivales de cine.