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CRÍTICA: “Secret Level”

Un tributo a la historia del videojuego.

imagen de Secret Level
© Prime Video

La relación entre el cine y los videojuegos siempre ha estado llena de retos. Con adaptaciones que en ocasiones fallaban a la hora de capturar la inmersiva magia del gaming, esta relación ha estado plagada de guiones superficiales y equívocas libertades creativas -no miro a nadie Assassin’s Creed-. Sin embargo, en los últimos años, títulos como Súper Mario Bros. La Película o Arcane han demostrado el potencial narrativo que surge a la hora de unir estos dos mundos. En este contexto, Prime Video estrena Secret Levels, una serie de antología creada por Tim Miller (Love, Death + Robots) que no busca replicar los videojuegos que adapta, sino honrarlos, trasladando su esencia a unos visualmente espectaculares y emocionalmente impactantes capítulos. El resultado, un tributo a aquellos videojuegos que han moldeado multitud de mundos imaginarios. 

Con un total de 15 episodios, Secret Level homenajea a distintos videojuegos que ya forman parte de la historia de la industria. Desde las distópicas batallas mecánicas de Armored Core, hasta los combates de artes marciales de Sifu, la serie se configura como una colección de píldoras que encapsulan el alma de cada uno de las distintas sagas. Píldoras que se sienten accesibles a cualquier tipo de público, ya que no es necesario un conocimiento previo sobre el videojuego en cuestión. En tan solo unos minutos, cada episodio es capaz de introducir el conflicto, desarrollarlo, y en ocasiones, brindar al espectador con una conmovedora conclusión. Un ejemplo de ello es el capítulo dedicado a Dungeons & Dragons, el cual evita bombardear al espectador con su denso lore y opta por ofrecer una simple historia sobre héroes un tanto diferentes. Una economización de la narrativa que sin duda se siente como un triunfo, asegurando que la serie atrae tanto a los gamers más acérrimos como a la audiencia más general.

imagen serie Secret Level
© Prime Video

Cada episodio se siente como un cuidadoso y detallista homenaje para con los juegos que adapta, celebrando tanto títulos legendarios como aquellos que se han ido perdiendo en el tiempo. Por ejemplo, el capítulo dedicado a PAC-MAN, reimagina el clásico arcade como una historia de terror sci-fi, reflejando el impacto cultural de este personaje, a la vez que ofrece una perspectiva novedosa. Por su parte, el encargado de homenajear a Unreal Tournament ofrece un espectáculo cargado de adrenalina, provocando en el espectador cierta nostalgia por el vertiginoso ritmo del videojuego de finales de los noventa.

En este sentido, la serie balancea su admiración con el reconocimiento hacia la evolución dentro de la industria del videojuego, mostrando de manera casi subliminal cómo ciertas franquicias han envejecido con el paso del tiempo. Una dualidad que le aporta a Secret Level un carácter reflexivo en el que se celebra el pasado, a la vez que se maravilla por las posibilidades que enfrenta el futuro del mundo del videojuego. 

© Prime Video

A pesar del individualismo antológico que presenta la serie, la dirección por parte de Miller y el equipo de animación mantiene cierta consistencia visual y temática a lo largo de Secret Level. Cada capítulo incorpora de manera puntual las señas de identidad estéticas del material original. El vibrante cel-shaded (una técnica de rendering propia de las producciones asiáticas) característico de Honor of Kings contrasta con la árida y metálica textura de Warhammer 40.000, sintiéndose ambos auténticos con los respectivos mundos a los que pertenecen. Los ángulos de cámara dinámicos y la energía cinética en episodios como el dedicado a Spelunky, evocan la sensación de estar viendo un gameplay, mientras que otros enfoques usados en episodios como el de The Outer Worlds, evocan la grandilocuencia de las cinemáticas que plagan el videojuego.  Una coherencia que se extiende a la narrativa, la cual, independientemente del tono empleado, rezuma respeto por el noble arte del videojuego.

Algo que cabe destacar de Secret Level es su compromiso a la hora de expandir el lore de los juegos que adapta. Los fans de Mega Man podrán deleitarse con la exploración de las motivaciones del Dr.Light, mientras que los de Sifu se encontrarán con una meditativa historia de orígenes que profundiza la temática de venganza que explora el videojuego. Estos episodios no son solo espectáculos visuales, sino que sirven como profundas expansiones del universo en el que se desarrollan, enriqueciendo el material original mientras que se erigen como narrativas independientes. Algo que nos lleva a hablar de su apartado visual.

La animación de Secret Level borra cualquier línea entre las cinemáticas de los videojuegos y la animación cinematográfica. Un claro ejemplo lo encontramos en el episodio de Armored Core, el cual se siente como una incursión a la cabina de estas máquinas de combate, gracias a su vertiginoso diseño y la fluidez de los movimientos. Por el contrario, New World canaliza la distante perspectiva y la mitológica atmósfera de los juegos de rol multijugador con una iluminación dinámica y efectos climáticos. Una fidelidad para con el mundo de los videojuegos que aporta a Secret Level una textura única, convirtiéndola en una experiencia interactiva, algo muy complejo dado el carácter pasivo del cine y las series.

© Prime Video

Por todo ello, podríamos decir que Secret Level es todo un triunfo como adaptación, ofreciendo una renovadora visión sobre la narrativa de los videojuegos. Al abrazar las fortalezas del material original, la serie celebra la capacidad narrativa de este tipo de entretenimiento, ofreciendo al espectador un formato accesible, con una animación más que consistente. Tim Miller y su equipo han creado algo más que una antología, han desarrollado una carta de amor a los videojuegos, celebrando su impacto cultural a la vez que expanden los límites de la adaptación. 

NOTA: ★★★★☆

“SECRET LEVEL”, 10 DE DICIEMBRE EN PRIME VIDEO.


TRÁILER:

PÓSTER:

poster Secret Level
© Prime Video

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Mario Hernández
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Mario Hernández

Cinéfilo granadino de la generación del 98 (1998 más concretamente), amante del cine independiente y las grandes sagas. Entusiasta de una buena sesión de peli y manta, soy graduado en Economía por la Universidad de Granada (UGR) con nivel C1 de inglés. Actualmente, estoy realizando el curso de Crítica de Cine en la Escuela de Escritores de Madrid.