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CRÍTICA: “Slow Horses” – Temporada 4

Slow Horses sigue cabalgando firme en su temporada más personal hasta la fecha.

© Apple TV+

Hace unas semanas, en la red social X (o como todos seguimos prefiriendo llamarla, Twitter) se hizo viral un post que decía «Creo que nunca he visto una serie con una buena temporada 4.» Un post al que no tardaron en llegar miles de respuestas con ejemplos que contradecían tal opinión, y que ahora, después de haber podido disfrutar precisamente de la temporada número cuatro de Slow Horses, sería imposible no añadirla a la lista de series con una buena – y en este caso es una más que buena – cuarta temporada.

Slow Horses, basada en la serie de libros de Mick Herron, ha conseguido algo extraordinario en un panorama saturado de thrillers de espionaje. Y es que este espionaje apuesta por lo inesperado: un grupo de perdedores. Espías que no llevan trajes ostentosos y glamourosos ni disponen de los artilugios tecnológicos más punteros, futuristas o revolucionarios que uno podría imaginarse de un espionaje contemporáneo y acercándose así mucho más a la realidad. Ellos no son James Bond, ni Ethan Hunt, ni Jason Bourne, por poner algunos ejemplos. Son agentes del MI5 (Servicio de Inteligencia del Reino Unido), que, debido a sus errores del pasado, han sido desterrados a la Casa de la Ciénaga, informalmente conocida como el vertedero del MI5. Agentes, apodados Caballos Lentos – como el título de la serie y el libro – y comandados por el irascible Jackson Lamb, que dan alma a esta serie de Apple TV+, ya convertida en la más longeva de la plataforma, con una quinta temporada ya rodada.

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Si la primera temporada de Slow Horses servía a modo de introducción a los Caballos Lentos y del resto de personajes con una interesante trama que giraba alrededor del secuestro de un joven estudiante pakistaní, la segunda los enfrentó a un peligroso grupo de rusos y secretos de la Guerra Fría, y la tercera versaba sobre un secreto enterrado del MI5 y cuyo final elevó el ‘body count’ a niveles nunca antes vistos en la serie, esta cuarta temporada – que mantiene el formato y número de episodios habituales – se erige como la más personal hasta la fecha, adaptando de manera sobresaliente el cuarto libro de la serie de Herron, La calle de los espías (Spook Street).   

El guion de esta cuarta temporada, una vez más bajo la hábil escritura de Will Smith (no, no el actor), conserva ese toque de humor negro que ha caracterizado a la serie desde sus inicios así como la línea de thriller de espionaje, clavando ese «juego extraño» entre espías al que alude el memorable y pegadizo tema principal de Mick Jagger. Una temporada, como ya se ha mencionado, inconfundiblemente más personal, impredecible por momentos y en la que la tensión se maneja a niveles muy elevados, ayudada por la dramática banda sonora compuesta esta vez en solitario por Pablo Clements y James Griffith y la sólida dirección del nuevo integrante Adam Randall (Te veo), partiendo de un espectacular primer episodio y culminando con dos magníficos episodios finales.

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Es cierto que no se puede hablar de Slow Horses sin hablar de Gary Oldman (El caballero oscuro) como Jason Lamb, pero en esta temporada hay dos actores – y por ende personajes – que le roban totalmente el protagonismo. Hablamos de los Cartwright: Jack Lowden (Benediction), en el papel de River Cartwright, y Jonathan Pryce (Los dos Papas), interpretando a su abuelo, David Cartwright. Lo que antes era un papel muy secundario para Pryce, hasta el punto de ser considerado como Actor Invitado en los Emmys, ahora se convierte en recurrente en esta cuarta temporada en un momento en el que su personaje tiene signos más graves de demencia que en la temporada anterior, y ello le brinda la oportunidad de ofrecer una interpretación auténtica y frágil, mientras que Lowden sigue teniendo el desarrollo de personaje y evolución más interesante de la serie. Con todo ello, el resto de los Caballos Lentos quedan relegados a unos roles más secundarios, incluso podría decirse de Lamb, aunque todos ellos logran tener sus momentos de gloria hacia el desenlace de la temporada.

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En definitiva, la cuarta temporada de Slow Horses es un triunfo en todos los aspectos, manteniendo su esencia intacta y demostrando por qué todo seriéfilo debería ver la serie. Y, con nueve libros en la saga de Mick Herron, y viendo cómo se sigue manteniendo el nivel de la serie, uno solo puede desear más y más temporadas.

NOTA: ★★★★☆

LA CUARTA TEMPORADA DE “SLOW HORSES” SE ESTRENA EN APPLE TV+ EL MIÉRCOLES 4 DE SEPTIEMBRE CON SUS DOS PRIMEROS EPISODIOS, SEGUIDOS DE UN NUEVO EPISODIO CADA MIÉRCOLES HASTA EL 9 DE OCTUBRE.


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Marta Medina

Marta Medina

Graduada en Estudios Ingleses por la Universidad de Sevilla (US) y con un nivel C2 de inglés. Fundadora de mundoCine con diferentes roles como crítica, redactora y gestora de redes sociales. Amante del cine y seguidora de la temporada de premios y festivales de cine.