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CRÍTICA: “Wish: El Poder de los Deseos”

Un regalo por el centenario de Disney.

© Disney

Érase una vez, hace cien años, un dibujante y empresario americano, Walter Elias Disney, que junto con su hermano mayor Roy Oliver Disney, fundaron en Los Ángeles ‘The Walt Disney Company’ (o simplemente Disney), un estudio de animación que, tras cosechar numerosos éxitos a lo largo de los años, se ha convertido en un referente a nivel mundial. Un estudio que siempre se ha caracterizado por intentar mantener presente en los mundos de fantasía que creaban la importancia de los sueños, y es que, tal y como dijo una vez el mismísimo Walt Disney, “si tienes un sueño y crees en él, corres el riesgo de que se convierta en realidad”. Un concepto que se materializa en la última película del estudio, “Wish: El poder de los deseos”.

La cinta nos traslada a una isla del mediterráneo (la cual perfectamente podría ser cualquiera de las Islas Baleares) donde los reyes Magnífico y Amaya han creado un reino con el fin de cuidar a sus gentes y proteger sus deseos de potenciales enemigos. Un reino devoto a sus gobernantes, pero en el que Asha, una joven a punto de cumplir la mayoría de edad, descubre con impotencia cómo muchos de los deseos de sus vecinos, en poder del rey Magnífico, nunca podrán llegar a cumplirse. Contraria a aceptar este hecho, se embarcará en una misión para devolver los deseos a los habitantes del reino, acompañada de su nueva amiga, Star.

© Disney

Como si de un regalo de aniversario se tratara, y con una puesta en escena austera para reflejar esa sensación de reino recién creado donde todo no ha hecho nada más que empezar, la nueva película de Disney nos introduce en este nuevo reino al más puro estilo cuento de hadas. Desde la primera secuencia, en la que se ve cómo un libro se abre y empiezan a pasar las páginas mientras un narrador omnisciente nos presenta esta historia que nos plasma el guion escrito por Jennifer Lee (“Frozen”) y Allison Moore (“Night Sky”), la cinta no deja de referenciar muchos de los clásicos de Disney. Una cinta con un mensaje maduro y profundo sobre luchar por tus sueños, por no dar las cosas por sentado, y saber hablar por ti mismo, que se ve, como mencionamos, acompañado por numerosos guiños y referencias escondidos a simple vista.

Un mensaje para celebrar estos cien años de historia de Disney que se hace más latente con cada canción y número musical que nos muestra “Wish: El poder de los deseos”, y que los directores de la cinta, Chris Buck (“Tarzán”) y Fawn Veerasunthorn (quien hace su debut con esta cinta), saben integrar a la perfección en el metraje, haciéndolas fundamentales para la continuación de la historia y el desarrollo de los personajes.

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Unos personajes bien construidos, que representan y funcionan como analogías de otros grandes protagonistas de historias pasadas de Disney, y donde el villano de la cinta nos evoca al prototipo de antagonista que se popularizó en la época dorada del estudio. Un antagonista que recorre un viaje hacia la pura maldad, corrompido por el ansia de poder y el control de las masas, renunciando por el camino al lado más bueno y puro del ser humano, y que contrasta muy bien con el trasfondo maduro que posee la película (ese relativo a los sueños que mencionábamos antes).

Una película que, gracias a una animación que combina el 2D y el 3D, es visualmente muy estimulante, y que además cuenta con unas imágenes inspiradas en las pinturas con acuarelas que hace visual esa sensación entrañable y acogedora que impera en la cinta.

© Disney

En definitiva, “Wish: El poder de los deseos” supone la celebración en forma de película de los cien años que cumple Disney en este 2023, con una historia que evoca a la época dorada de la compañía, y con un mensaje tan importante hoy como hace cien años. Y es que, “todos nuestros sueños pueden convertirse en realidad, si tenemos la valentía de perseguirlos”.

NOTA: ★★★½

WISH: EL PODER DE LOS DESEOS”, YA EN CINES.


TRÁILER:

PÓSTER:


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Mario Hernández

Mario Hernández

Cinéfilo granadino de la generación del 98 (1998 más concretamente), amante del cine independiente y las grandes sagas. Entusiasta de una buena sesión de peli y manta, soy graduado en Economía por la Universidad de Granada (UGR) con nivel C1 de inglés. Actualmente, estoy realizando el curso de Crítica de Cine en la Escuela de Escritores de Madrid.