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CRÍTICA: “Wonka”

Un dulce navideño entrañable.

© Warner Bros

A lo largo de la historia del cine, muchas han sido las películas que, sin necesidad de ser intrínsecamente navideñas, se convierten en clásicos para ver en el calor del hogar en estas fechas festivas. Películas como la “Mujercitas” de Gillian Armstrong, la “Eduardo Manostijeras” de Tim Burton, o la “Algo para recordar” de Nora Ephron, que te invitan a acurrucarte en el sofá de tu casa y disfrutar de una buena sesión de peli y manta navideña. Una sesión en la que perfectamente podría incluirse “Wonka”.

Y es que, Paul King (“Paddington”) se pone al mando de esta nueva adaptación de Willy Wonka, el personaje que nos presentó el novelista británico Roald Dahl en su cuento infantil “Charlie y la fábrica de chocolate” en 1964, aportándole el toque de fantasía característico del director (a base de un montaje ágil y decorados sumamente coloridos) y que tan bien le sienta al mundo literario de Dahl. Un personaje al que ya dieron vida en la gran pantalla Gene Wilder (en la película de 1971 “Un mundo de fantasía”) y Johnny Depp (en la versión de Tim Burton que lleva el mismo nombre que el libro), y que, en esta “Wonka”, encarna el gran Timothée Chalamet. Un Timothée (“Call me by your name”) que da vida a una versión más joven del personaje, guiándonos por los inicios en la industria del dulce de este maestro chocolatero y todas las dificultades e impedimentos que se encontró a su paso.

© Warner Bros

Unos inicios relatados en el guion escrito de manera conjunta por el propio Paul King y Simon Farnaby (“Paddington 2”) de manera fluida, donde los números musicales (porque sí, “Wonka” es un musical) hacen avanzar la trama de manera estilizada y armónica, siendo capaz de equilibrar la comedía y el drama que impera durante todo el metraje. Un equilibrio que se alcanza, además de por unas muy buenas decisiones de guion, gracias a la selección de los personajes que acompañarán a Wonka a través de este deseo de alcanzar el sueño de convertirse en un maestro chocolatero, aprovechando los clichés propios del género para crear una ‘feel good movie’ familiar capaz de encandilar a niños y adultos. Un sueño que se nos presenta de manera ‘Dickensiana’, donde el humilde tiene que combatir con el rico para luchar por lo que se desea, y que le aporta ese encanto y ternura que transmitía el personaje creado por Roald Dahl a la perfección.

Un guion con un humor fluido y dulce, en el que también hay momentos para lo amargo, y donde la tumultuosa infancia de Wonka se nos muestra en forma de flashbacks, donde la puesta en escena austera y el uso de planos cortos por parte de su director, nos permiten entrar en el mundo del joven Willy, empatizando y conectando con sus momentos más complicados. Un Paul King que vuelca todo su sentido de la espectacularidad fantástica en esta “Wonka” con el uso de una escenografía artificial, auto conocedora de su alejamiento con respecto a la realidad, transportando al espectador a un mundo de fantasía visualmente muy llamativo (sobre todo por una puesta en escena sacada del mismísimo Broadway en los números musicales), en el que todos y cada uno de los miembros del elenco aportan su granito de, en este caso, azúcar.

© Warner Bros

Un elenco repleto de grandes nombres como Olivia Colman (“La Favorita”), Hugh Grant (“Notting Hill”) o Rowan Atkinson (“Mr. Bean”), liderado por un estelar Timothée Chalamet que hace suyo el personaje, dotándolo de esa extravagancia y gracia natural que desprende Willy Wonka, dando la sensación de que ha nacido para interpretar al personaje. Una actuación más cómica y musical de la que nos tiene acostumbrado el joven actor (aunque ya pudimos ver alguna pincelada de esta primera faceta en “Día de lluvia en Nueva York”), pero en la que se desenvuelve como pez en el agua. 

© Warner Bros

En definitiva, y con su gran diseño de vestuario, una banda sonora liviana repleta de notas musicales que endulzan la historia como gotas de chocolate, unas actuaciones entrañables y cálidas del elenco, y sobre todo, un mensaje sobre la búsqueda de los deseos infantiles que te permite conectar con tu niño interior, “Wonka” tiene todos los ingredientes para convertirse en un clásico navideño que ver en familia año tras año. Un enfoque más tierno sobre la figura del personaje, cuyo único sueño es hacer feliz a la gente. Y es que, como le dijo la madre de Willy Wonka al joven maestro chocolatero, “Todo lo bueno de este mundo, comenzó con un sueño”.

NOTA: ★★★★☆

WONKA”, YA EN CINES.


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Mario Hernández
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Mario Hernández

Cinéfilo granadino de la generación del 98 (1998 más concretamente), amante del cine independiente y las grandes sagas. Entusiasta de una buena sesión de peli y manta, soy graduado en Economía por la Universidad de Granada (UGR) con nivel C1 de inglés. Actualmente, estoy realizando el curso de Crítica de Cine en la Escuela de Escritores de Madrid.