CRÍTICA: «Polvo Serán»
Un canto a la muerte.

Después de 10.000 km (2014) y Los días que vendrán (2019), películas intimistas que reflejan la vida cotidiana de dos parejas, Carlos Marqués-Marcet se atreve con una arriesgada y barroca tragicomedia musical con la que explora un tema delicado como es la muerte y la eutanasia.
Claudia, interpretada por Ángela Molina, una veterana y – en su momento – exitosa actriz de teatro, es diagnosticada de una enfermedad terminal, por lo que decide marcharse a Suiza para someterse a un suicidio asistido y así evitar la tediosa y dolorosa agonía. A esta difícil determinación se le suma la insistencia de su marido Flavio (Alfredo Castro) de unirse a ella en su viaje final, puesto que su vida no tiene sentido sin su compañía. Esto creará tensiones y conflictos entre sus hijos, en un ambiente donde las culpas, la no aceptación y la pérdida moverán a los personajes, pero el amor siempre será el motor principal.

El director catalán, y también coguionista, junto a Clara Roquet (La virgen roja) y Coral Cruz (Verónica), introduce en la narrativa una peculiar visión de la muerte, enfatizada con bellísimas coreografías y música, compuestas por la gran María Arnal y la compañía de danza La Veronal, donde los personajes le cantan a la muerte, expresando así sus temores pero también, la gratitud hacia la vida.
A pesar de momentos musicales de inmensa originalidad y de un exhaustivo y detallado trabajo de vestuario de la mano de Pau Aulí (La abadesa), con La calle 42 y Desfile de candilejas, como modelos artísticos de referencia, o incluso pinturas de Caravaggio, Velázquez o Van Eyk, el guion resulta poco convincente y fallido debido a que los personajes no tienen una estructura sólida. De esta manera, Polvo serán, nos presenta una historia que no termina de perfilarse: un baile entre padre e hijo como reflejo del perdón ante el abandono o una hija enfadada hasta el último aliento. Relatos y diálogos que se tornan confusos e innecesarios, una intención de crítica y cuestionamiento, teñida de toques humorísticos y tiernos en contraposición a su puesta en escena, teatral y llamativa, que no llegan a ninguna parte pues las relaciones y su forma de enfrentarse a la muerte quedan reducidas a cenizas al no aportar nada nuevo.

Gracias al reparto, con actores de la talla de Ángela Molina (Los abrazos rotos) y Alfredo Castro (El conde) o caras debutantes como Mónica Almirall, se sostiene y aprecia el esfuerzo y el peso emocional de sus actuaciones, arrojando luz entre tanta tragedia, sin embargo, la cinta resulta desequilibrada y un tanto torpe al excederse de sobrecargada y reiterativa.

Con todo, la obra recoge los versos de Francisco Quevedo «serán ceniza, más tendrá sentido; polvo serán, más polvo enamorado», poniendo de manifiesto un amor más allá de la muerte que perdura en el tiempo.
NOTA: ★★★½
«POLVO SERÁN», YA EN CINES.
TRÁILER:
PÓSTER:

¡SÍGUENOS!
- CRÍTICA: «Daniela Forever» - febrero 21, 2025
- CRÍTICA: «La Guitarra Flamenca de Yerai Cortés» - diciembre 21, 2024
- CRÍTICA: «Polvo Serán» - noviembre 15, 2024