Crítica de ‘A Nuestros Amigos’: La amistad y el arte como refugio.

Tras el reconocimiento que obtuvo con su ópera prima Niñato, estrenada en 2017, Adrián Orr consolida su mirada autoral en A nuestros amigos, un film que se mueve en la difusa frontera entre documental y ficción. Alejado de los cánones convencionales del cine narrativo, ofrece una experiencia cinematográfica íntima, fragmentada y profundamente humana. Esta segunda película confirma que Orr no solo retrata la realidad, sino que la habita, la observa con respeto y ternura. En este caso, el retrato se centra en Sara, una joven que transita desde los 17 hasta los 21 años en un Madrid periférico, atravesado por la precariedad laboral, la efervescencia afectiva y el deseo de transformación.

Si Niñato se construía desde la resistencia cotidiana de un padre desempleado y rapero, A nuestros amigos se despliega como una exploración más luminosa, pero no menos crítica, de la construcción de la identidad juvenil y su paso a la adultez. A través de la cámara de Orr, los días de Sara se convierten en un ejercicio para repensar el papel de la amistad, el arte y el deseo colectivo en una generación que aún arrastra las consecuencias de la crisis económica. No hay un hilo argumental explícito, sino una sucesión de momentos –a menudo rodados en planos-secuencia– que permiten al espectador habitar los silencios, las dudas y las pequeñas revelaciones de estos jóvenes. Ya en sus cortometrajes Las hormigas (2007), De caballeros (2011) y Buenos días resistencia (2013), Orr venía tejiendo esta narrativa de lo cotidiano, de la juventud y la vida de barrio en los márgenes de la ciudad, construyendo una filmografía coherente en la que lo íntimo se convierte en político, y donde cada gesto mínimo revela una forma de estar en el mundo.

La inspiración en la obra Future Lovers de la compañía La Tristura, interpretada por la propia Sara Toledo, proporciona una estructura que difumina los límites entre lo real y lo representado. Este entrecruzamiento permite a Orr construir una narrativa que no impone significados, sino que invita a reflexionar sobre la fluidez de la identidad, el paso del tiempo y la carga simbólica de los vínculos. La representación de la clase social, de nuevo, es fundamental, como ocurría en Niñato. El film habita ese espacio intermedio entre dos mundos, entre dos clases sociales, donde los códigos del lugar de origen conviven con las aspiraciones de transformación. Como decía Annie Ernaux –lectura clave durante el proceso de creación del guion junto a Regreso a Reims de Didier Eribon–, «nunca dejas de ser ni de tener los valores del lugar en el que te has criado, aunque ganes el Nobel».
Y es en ese territorio contradictorio donde se mueve Sara: no quiere huir del barrio, pero busca algo que en ese momento el barrio no le puede dar. Es, a la vez, una reconciliación y una despedida. Orr, como él mismo señala, usa el cine para volver a hablarse con sus amigos del barrio, y esa motivación íntima se traduce en una mirada que no explica ni guía, sino que acompaña. En este gesto, profundamente político, reside gran parte de la fuerza del filme.
Uno de los logros más sutiles de A nuestros amigos es su capacidad para abordar temas tan amplios como la sexualidad, la precariedad, la cultura o la pertenencia de clase sin caer en el subrayado ni el panfleto. Orr opta por una mirada horizontal, que se compromete con sus personajes desde la cercanía emocional, no desde el análisis sociológico. Esta decisión estética y ética se traduce en una película que no busca ofrecer respuestas, sino compartir un lugar desde el que mirar.

En definitiva, con A nuestros amigos, Orr confirma su compromiso con un cine que se construye en el tiempo, desde la relación entre director y personajes, desde la escucha, desde la memoria y la experiencia compartida. Es una obra que reivindica la amistad como espacio de resistencia y de descubrimiento, que nos recuerda que la juventud no es solo una etapa biográfica, sino un territorio donde aún todo parece posible, aunque no sepamos exactamente cómo.
NOTA: ★★★★☆
«A NUESTROS AMIGOS», YA EN CINES SELECCIONADOS.
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