Crítica de ‘Breve Historia de una Familia’: Un acercamiento clínico a los cambios sociopolíticos.

Con su primer largometraje, el director chino Lin Jianjie propone un ejercicio clínico y analítico sobre la herida generacional que atraviesa la sociedad china como consecuencia de la política del hijo único, derogada en 2015. Breve historia de una familia se construye como un retrato frío y meticuloso de las relaciones familiares marcadas por la soledad, la sobreprotección y una presión heredada que se transmite de generación en generación. Lejos de buscar una representación localista, el director encuentra en esa herida social una vía para hablar sobre la incomunicación y las expectativas familiares en cualquier cultura.
En este contexto, la familia Tu, de clase media acomodada, vive una aparente estabilidad, sostenida por padres atentos pero emocionalmente rígidos, y un hijo único, Tu Wei, distante y desconectado. Todo comienza a resquebrajarse con la llegada de Yan Shuo, un compañero de instituto con un pasado complicado, cuya presencia –silenciosa y casi idealizada– despierta en los padres la ilusión de una segunda oportunidad: corregir, a través de él, los errores cometidos con su propio hijo. Lo que nace como un acto de generosidad pronto se transforma en una compleja red de tensiones, celos y proyecciones, en la que Shuo se convierte en el catalizador de todo lo que la familia ha reprimido.


Desde el punto de vista formal, Lin opta por una puesta en escena contenida y serena. Los encuadres estáticos, las simetrías compositivas y el uso de la distancia enfatizan la indiferencia emocional entre los personajes. La cámara rara vez se acerca a los rostros, prefiriendo mantenerse distante, como un investigador observando un experimento humano. Esta inclinación estética refuerza el análisis del filme, provocando un sentimiento de encierro, como si la casa fuera un laboratorio de emociones. Además, la película evita el uso de música extradiegética, apoyándose en largos silencios que intensifican el vacío afectivo dentro del grupo familiar.
Bajo esta mirada analítica, la película revela las heridas invisibles que dejó la política del hijo único y plantea una reflexión profunda sobre las expectativas emocionales, la incomunicación y el peso afectivo que se hereda dentro del núcleo familiar.
A pesar del control formal con el que Lin moldea su universo simbólico, hay momentos en los que la película parece más interesada en marcar una huella conceptual que en explorar libremente sus imágenes. La sobriedad visual y sonora, que genera una tensión contenida, se ve interrumpida por decisiones que acentúan lo simbólico –como elementos visuales reiterativos o composiciones cargadas de significado–, lo que puede limitar la ambigüedad emocional que el filme inicialmente propone. Se forma así una contradicción entre la distancia estética buscada y la necesidad de subrayar ciertas ideas desde la narrativa. De este modo, el fuera de campo, concebido para generar incertidumbre y tensión, se diluye ante un control que prioriza la claridad expositiva por encima de la complejidad interpretativa, restando al filme parte de su capacidad para incomodar o interpelar.

Gracias a esta película, Lin emerge como una voz singular en el cine chino contemporáneo. Un cambio ya perceptible en sus cortometrajes A Visit (2015) y Gu (2017), y que continúa en su nuevo trabajo Hippopotami, actualmente en postproducción. Este debut extenso demuestra su habilidad para crear mundos narrativos complejos y rigurosamente construidos. Estética y emocionalmente,
Lin dialoga –quizás– con cineastas como Edward Yang (Yi yi) o Michael Haneke (Amor), por su capacidad para observar con precisión y frialdad las relaciones afectivas, sin caer en sentimentalismos ni juicios. Como en las obras de estos autores, lo esencial no siempre es lo que se dice, sino lo que se oculta o se transmite a través de silencios y figuras congeladas.


Así, Lin Jianjie, con su Breve historia de una familia, se posiciona como una de las voces más prometedoras del cine chino actual, capaz de diseccionar tanto las heridas personales como las colectivas de su país. No obstante, aún está en búsqueda de un equilibrio entre el rigor formal y la libertad creativa, que permita a sus imágenes respirar con mayor ambigüedad y complejidad.
NOTA: ★★★½
«BREVE HISTORIA DE UNA FAMILIA», YA EN CINES.
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