Crítica de ‘Los Pecadores’ (‘Sinners’): Abierto hasta el Amanecer, Blues Version.

Vivimos tiempos curiosos. En 2019, Black Panther fue galardonada con tres premios de La Academia, además de haber sido nominada a siete (entre los que se encontraba Mejor Película). La decimoctava entrega de la saga de películas del UCM no solo fue bien recibida por gran parte del público, sino que también se ganó el favor de la crítica, que señaló los aspectos más interesantes de la cinta. Se describió como una resistencia a «un momento cultural y político regresivo, impulsado en parte por el movimiento nativista blanco», enfocada al terreno de los blockbusters de Marvel y Disney. Y son estos aspectos, el cultural y el representativo, los que continúan caracterizando la carrera de su director, Ryan Coogler.
El director, encargado de revivir la saga Rocky con Creed (2015) y la secuela de Black Panther, Wakanda Forever (2022), es uno de los mayores representantes de la comunidades africana y afroamericana en el cine comercial estadounidense. Todos sus largometrajes incluyen, en mayor o menor medida, elementos representativos (desde el reparto hasta el diseño de producción, vestuario, maquillaje o la propia música). También se alaba el acabado de todos sus films, ya sea por el manejo de cámara en Creed o la fusión de decorados y efectos digitales de Black Panther, sin embargo, en el aspecto narrativo ha demostrado ser más errático.
Sinners se sitúa en el Missisipi de los años 30 y narra la vuelta a casa de dos gemelos, Smoke y Stack (ambos interpretados por Michael B. Jordan en el mejor papel de su carrera). Los hermanos tratan de dejar atrás sus peligrosas vidas como gánsteres en Chicago, fundando un club musical para la población negra de su ciudad natal. Durante la primera mitad de Sinners, asistimos a la clásica estructura de «reunir a la banda». Los hermanos reestablecen vínculos con personas de su comunidad y hacen nuevas amistades, moviéndose en un terreno de cine de bandas criminales. En la segunda mitad, situada únicamente en el club, todo se transforma en una home invasion protagonizada por violentos vampiros.

La experiencia de Coogler en Marvel le ha colocado en una posición privilegiada en Hollywood, en la que puede permitirse estrenar una nueva IP (Propiedad Intelectual) que contiene violencia gráfica, sexo y mezcla de géneros (noir y terror) sin perder en ningún momento sus gestos más autorales. Todos los personajes principales, a excepción del villano principal y de la pareja de uno de los hermanos, interpretados respectivamente por Jack O’Connell (Ferrari) y Hailee Steinfeld (Spider-Man: Cruzando el multiverso), son afroamericanos. El diseño de producción (decorados y localizaciones) y el vestuario es detallista y cuidado con mucho mimo, luciendo todo elemento folklórico (religioso, culinario) dispuesto en el plano. Coogler mueve la cámara y encuadra a sus personajes con mucho arte, elevando los aspectos técnicos (rodada en 70mm y en formato IMAX, haciendo gala de sus colores y texturas).
El cineasta estadounidense se toma muy en serio el retrato que hace de la comunidad negra de la época, narrando su lucha por la libertad espiritual. Para eso, deja mucho espacio a los personajes (tanto principales como secundarios) para hablar y expresarse. Pero el mayor protagonismo lo tiene la música, brillantemente ejecutada e integrada por Ludwig Göransson (Oppenheimer), mezclando el blues con el rock and roll. Este aspecto culmina en la escena central, en la que Coogler demuestra todo su talento como director: un momento de pura abstracción en la que conviven diferentes épocas y estilos musicales; un deleite en varios aspectos, desde la mezcla de sonido hasta el uso del plano de larga duración.

En lo que respecta a la acción, todo está condensado en la última hora de metraje. El director introduce algunos homenajes a La cosa (1982), de John Carpenter, y a La noche de los muertos vivientes (1968), de George A. Romero, pero Sinners no tiene la maestría ni el ritmo de estas obras maestras. Es la parte más errática y previsible de la película, aún teniendo destellos de buen cine de acción, sanguinario y aterrador. El factor cultural como hilo conductor sigue presente en cuanto que se puede interpretar como una fábula del racismo, pero es la parte menos interesante.

Sinners es un paso de gigante de Coogler como narrador de historias, siendo fácilmente su mejor película hasta la fecha, incluso con sus problemas. En una época tan dominada por sagas, secuelas y remakes, es importante apoyar nuevas IP como ésta.
NOTA: ★★★★☆
«LOS PECADORES», ESTRENO MAÑANA EN CINES.
TRÁILER:
PÓSTER:

¡SÍGUENOS!
- Crítica de ‘Los Pecadores’ (‘Sinners’): Abierto hasta el Amanecer, Blues Version. - abril 15, 2025
- Crítica de ‘Warfare. Tiempo de Guerra’: Sangre, arena e irresponsabilidad. - abril 15, 2025
- Crítica de ‘Exhuma’: Los Cazafantasmas coreanos. - abril 10, 2025