Crítica de ‘Misión Imposible: Sentencia Final’: Luces y sombras en el ¿final? de la saga.

29 años después del inicio de la saga, si no contamos la serie de televisión estrenada en 1966, la saga Misión imposible anuncia su final. En los primeros cinco minutos de Misión imposible: Sentencia final, un emotivo monólogo habla del sentido global de las películas (la amistad, el trabajo en equipo, el sacrificio, las consecuencias de nuestras acciones, etc.), mientras un montaje repasa todas las películas de la franquicia. Una retrospectiva que, sumado a su título, avecina un cierre épico y emotivo. Una especie de Vengadores: Endgame.
Siguiendo con los sucesos de Misión imposible: Sentencia mortal (2023), Ethan Hunt (Tom Cruise) y su equipo se preparan para acabar con La Entidad, mientras que las potencias mundiales se enfrentan a una inminente guerra nuclear. El argumento nos lo sabemos todos y es lo de menos. Lo importante en esta película (en toda la saga) es cómo se desenvolverán los personajes en la cada vez más intrincada y compleja misión de salvar el mundo. Una misión que nunca marcha como estaba prevista, complicándose hasta el punto de mutar en algo imposible de resolver.

Es importante hablar de la evolución estilística y narrativa de la franquicia, que ha pasado por las manos de cinco cineastas muy diferentes. El personalísimo ritmo de Brian de Palma en 1996. La acción frenética e hiper-estilizada de John Woo en 2000. La narración trepidante de J.J. Abrams en 2006. El sentido del espectáculo de Brad Bird en 2011. Cada uno ha hecho su relectura de la fórmula Misión imposible, pero ninguno ha acertado tanto como Christopher McQuarrie.
La obsesión de McQuarrie por el ritmo, por la acción práctica, por el set-piece de gran complejidad narrativa y técnica, nos ha brindado entre 2015 y 2025 grandes momentos de suspense y acción, pero también un perfeccionamiento de la fórmula. Así, Misión imposible: Fallout (2018) se alzó como una de las mejores películas de acción del siglo XXI, pero el despliegue narrativo de Misión imposible: Sentencia mortal (2023) no fue para menos. Su guion es imperfecto pero el talento de McQuarrie para la estructura y el ritmo hizo que nos olvidásemos de sus defectos. Una escena de pura exposición (personajes verbalizando absolutamente todo) se volvía interesantísima por la manera en que estaba dirigida. En Misión imposible: Sentencia final, esto no es del todo así.

A la nueva Misión imposible le pesa, y mucho, su primera hora de metraje, en la que se acumulan decisiones desconcertantes. Primero, el fanservice. Su presencia no es de extrañar, pero el uso puede resultar excesivo e innecesario por momentos. Segundo, la exposición. McQuarrie continúa el estilo de diálogo de su anterior título, pero aquí no encontramos el mismo nivel de inventiva tras las cámaras. Los personajes hablan largo y tendido, exponiendo una compleja trama que deja muchos puntos sin resolver. Al contrario que en Misión imposible: Nación secreta (2015) o Misión imposible: Fallout (2018), en las que la acción era el principal motor dramático y los diálogos quedaban en segundo plano. Para cuando Misión imposible: Sentencia final se libera de estas ataduras, es difícil que su intriga nuclear anti-IA se sostenga. Pero lo cierto es que sabe salir del paso abriéndose al thriller de acción.
El interés de Christopher McQuarrie por los personajes secundarios estaba ya presente en el anterior capítulo y continúa, todavía más, en la secuela. Algunos son fabulosos, como Paris (Pom Klementieff) o el recientemente añadido Donloe (Rolf Saxon), cuyo papel en la primera película de 1996 era un simple gag. Aquí tiene un arco para él solo. En cambio, hay otros desaprovechados. La nueva incorporación al equipo, Degas (Greg Tarzan Davis), prometía mucho y no ha dado demasiado. O personajes circunstanciales como Kodiak (Katy O’Brian), cuya presencia en pantalla es imponente, pero su participación es anecdótica.
Esta película, a diferencia de la anterior, se toma muy en serio en (casi) todo momento, a excepción de algunos destellos cómicos (muy buenos, por cierto). Esto a veces repercute negativamente en la película, sobre todo en lo referido a los villanos. Entidades aparte, Gabriel (Esai Morales) es un personaje muy ridículo… y McQuarrie no usa esto a su favor. La seriedad con la que narra contrasta con el acting y el tratamiento de este villano, volviéndolo genérico y olvidable. El espectacular clímax aéreo se ve lastrado por el nulo apego a este villano, que habla y grita como alguien salido de la peor película de la saga Bond. Más interesante es la idea de cómo gente corriente se ve contagiada por la manipulación de la IA y se convierten en amenazas puntuales. Recurso que ojalá se hubiese explotado más.

Durante buena parte de Misión imposible: Sentencia final, se ha abandonado la concatenación de set-pieces variados y a cada cual más complejo que ha caracterizado a la saga. Pero eso no quiere decir que no haya momentos formidables en la película. Solo viendo la pelea en paralelo (una en el submarino; otra en el ártico), que parte la película en dos, ya deberíamos aplaudir. Una secuencia brillante en su ejecución y montaje. Pero le sigue una persecución aérea con stuns y movimientos de cámara imposibles. Secuencia que, por otro lado, no deja de ser una relectura del clímax de Misión imposible: Fallout (sustituyendo helicóptero por avión). Si hay una escena importante, original y trascendental en la película es la del submarino Sevastopol. Una larga secuencia bajo el agua sin diálogos, con un diseño sonoro atmosférico, un sentido del espacio novedoso y un guion sin ningún tipo de “pero”. Un set-piece que compite por ser uno de los más impresionantes de la franquicia y del cine de acción del siglo XXI.

Aun cometiendo numerosos errores en Misión imposible: Sentencia final, han sido incapaces de hacer una mala película. Y lo cierto es que, incluso con ese aroma a cierre, el final queda abierto para continuar con la saga. Quizá con una nueva dirección (no estaría mal que McQuarrie dirigiese otras cosas) o con una nueva cara protagonista (también es hora de que Tom Cruise se distancie del personaje y pruebe otros géneros). En cualquiera de los casos, ahí estaremos para verlo.
NOTA: ★★★☆☆
«MISIÓN IMPOSIBLE: SENTENCIA FINAL», ESTRENO MAÑANA EN CINES.
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