Crítica de ‘The Studio’: Apple TV+ nos trae una divertidísima y adictiva sátira hollywoodiense.

Las dos mejores series nuevas del año (hasta ahora) tienen un elemento en común en su ADN, más allá de haber aterrizado en marzo: los planos secuencia. Si Adolescencia, la miniserie revelación de Netflix, apostaba por rodar cada uno de sus cuatro episodios en una sola toma, cada episodio de The Studio, la nueva serie de Apple TV+, se estructura con una serie de planos secuencia (salvo el segundo, que es una sola toma). Pero, más allá de este nexo formal, no pueden ser más diferentes. Adolescencia te golpea el estómago; The Studio te desternilla con una sátira afiladísima sobre la industria del cine.
El punto de partida de The Studio es el despido de Patty (Catherine O’Hara), la veterana jefa de Continental Studios –un estudio ficticio que bien podría ser cualquier major de Hollywood–, a manos del CEO Griffin Mill (Bryan Cranston). Su reemplazo es Matt Remick (Seth Rogen), un cinéfilo apasionado que, tras 22 años trabajando en el estudio, finalmente ve cumplido su sueño de liderarlo, acompañado de su equipo, formado por Sal Saperstein (Ike Barinholtz), su mano derecha, Maya Mason (Kathryn Hahn), la estrafalaria jefa de marketing, y Quinn Hackett (Chase Sui Wonders), su exasistente ahora convertida en ejecutiva creativa. Pero, la advertencia de Mill es clara: el objetivo de Matt debe ser conseguir taquillazos, nada de dar luz verde a quimeras autorales ni proyectos indie que no generen ingresos.

Para hacer una serie que ponga Hollywood bajo los focos, lo primordial es que sus creadores conozcan la jungla desde dentro, y Seth Rogen y Evan Goldberg –quienes llevan colaborando juntos desde 2007, cuando estrenaron Supersalidos– tienen experiencia de sobra detrás de las cámaras como directores, guionistas y productores y, en el caso de Seth, también delante de ellas como actor. Es así como, en The Studio, este dúo de amigos de la infancia firma airosamente tanto una oda a la industria del cine como un desesperanzador latigazo a su estado actual.
Y es que, el medio para hacer esta radiografía hollywoodiense no podía ser otro que la comedia, un género que Rogen y Goldberg dominan a las mil maravillas. Para ello, The Studio se compone de diez episodios de 25 minutos (el primero un poco más largo), cada uno centrado en un aspecto concreto de este mundillo, estructurados en un episodio piloto que establece el contexto y el primer objetivo de Matt cuando asciende, un tramo intermedio de episodios que funcionan casi como piezas autónomas y que podrían visualizarse aleatoriamente, y un desenlace en dos episodios que avanza el estado en el que se encuentra Continental Studios, y que son los que más respiran ese aroma Rogen-Goldberg con situaciones al más puro estilo Juerga hasta el fin o Malditos vecinos.

Son episodios que recorren todo el espectro de la locura de Hollywood de manera hilarante y tronchante (e incluso con algunas risas desbocadas): desde conseguir que el final cut de una película sea el perfecto hasta la elección de un casting que no genere polémica, la asistencia a los Globos de Oro con la esperanza de ganar y ser nombrado en los discursos de agradecimiento o el desastre absoluto cuando se pierde una cinta rodada en celuloide (este último es el más flojo de todos). También hay espacio para capítulos más centrados en los personajes, como el de nuestro protagonista, Matt, asistiendo a una gala benéfica con su nueva novia o el del duelo entre los compañeros de equipo Sal y Quinn por imponer a su director en un proyecto. Tampoco faltan los dardos envenenados al estado decadente de la industria, el consumo en masa, o la IA (en este caso, eso sí, el puñal podría haber sido más afilado). Y así, The Studio no deja títere con cabeza y lanza gags a quemarropa sobre fenómenos recientes como el Barbenheimer (ojo a esta frase: «Warner Bros puede hacer miles de millones con las tetas de plástico de una muñeca sin genitales»), los influencers invadiendo las alfombras rojas o la duración desmesurada de algunas películas actuales.
En todo esto, el apartado técnico juega un papel clave. Los planos secuencia funcionan estupendamente para sumergirnos en la vorágine del día a día de la cuadrilla de Continental Studios, acentuando la ansiedad y la presión constante a la que están sometidos, sobre todo, Matt. Todo ello potenciado por una banda sonora compuesta por Antonio Sanchez (Birdman o La inesperada virtud de la ignorancia), que oscila entre lo jazzístico y lo percusivo (qué bien funciona en esas discusiones en caliente), además de una impresionante fotografía a cargo de Adam Newport-Berra (El último hombre negro en San Francisco, Euphoria).

El reparto de The Studio está encabezado por un Seth Rogen en estado de gracia, quien da vida a Matt, que se desvive por su trabajo y su amor al cine, algo que queda especialmente reflejado en el sexto episodio. El gran secundario es Ike Barinholtz (Escuadrón suicida), rebosante de carisma y comicidad, quien se convierte en el reverso del personaje de Rogen: mientras que Matt es un incordio para los demás, Sal es el alma de la fiesta, creando una dinámica muy divertida entre ambos, especialmente en el octavo episodio. Sin embargo, el personaje de Kathryn Hahn (Agatha, ¿quién si no?) no llega a profundizarse del todo, quedando algo desdibujado.
Por su parte, los cameos –Marvel, toma nota– no están aquí por el simple efecto sorpresa, sino porque realmente suman a la historia. Apple no tiene reparos en mencionar a otros estudios e incluso plataformas que son competencia suya para hacer un reflejo auténtico de la industria, como el CEO de Netflix Ted Sarandos haciendo una aparición. La lista de cameos es interminable, y muchos lucharán, sin duda, por el Emmy a la mejor estrella invitada por encarnar a versiones de sí mismos: desde directores como Martin Scorsese, Olivia Wilde y Ron Howard hasta actores como Anthony Mackie, Greta Lee, Charlize Theron, Paul Dano, Zac Efron, Adam Scott y un larguísimo etcétera de entre los que destacan Zoe Kravitz y Dave Franco, quienes roban el show en un final absolutamente desatado.

En definitiva, The Studio es una de las mejores comedias del año y todo un festín para los cinéfilos. Queremos una segunda temporada, Apple.
NOTA: ★★★★½
LOS DOS PRIMEROS EPISODIOS DE «THE STUDIO” SE ESTRENAN MAÑANA EN APPLE TV+ , SEGUIDOS DE UN NUEVO EPISODIO CADA MIÉRCOLES HASTA EL 21 DE MAYO.
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