Entrevistas

Luc Knowles, de ‘Libélulas’ a ‘Hugo 24’, y cómo ha sido trabajar con Arón Piper, «un protagonista todoterreno».

Entrevista a uno de los directores con más proyección del cine español, ganador de la Biznaga de Plata del Público en Málaga.

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© Luc Knowles

En el Festival de Cine de Málaga de 2022 irrumpió con la fuerza propia de una ópera prima que tira la puerta abajo, tanto en crítica como en público, Libélulas. El primer largometraje de Luc Knowles –destacado director en el medio audiovisual de la publicidad y el videoclip– recogió la Biznaga de Plata que otorga el público asistente al prestigioso certamen de la localidad andaluza, y sus dos protagonistas, Milena Smit y Olivia Baglivi, se hicieron con la Biznaga de Plata a la Mejor Interpretación ex aequo.

Con esta potente carta de presentación, el director aborda ahora la producción de su segundo largometraje, Hugo 24, que ha finalizado su rodaje en Madrid y cuenta con un elenco de nombres tan destacados como Arón Piper, Marco Cáceres, Marta Etura, Greta Fernández o Javier Pereira.

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Luc Knowles atiende a mundoCine para compartir algunos detalles de su nueva película y, también, diseccionar puntos clave en su forma de entender el cine, la industria y el proceso creativo de uno de los directores más prometedores del panorama nacional.

JESÚS CASAS: A través de tu forma de hacer cine se perciben influencias de profundo calado social e independiente: historias enfocadas en problemas reales de personajes en los márgenes. Puesto que fue inevitable pensar en el Sean Baker de The Florida Project al ver Libélulas, ¿qué ha supuesto para un cineasta como tú el reconocimiento a Baker en el Festival de Cannes y en los Óscar a un tipo cine que, hasta la fecha, ha tenido menos visibilidad en el gran público?

LUC KNOWLES: Siempre te alegras cuando a tus ídolos les va bien. Es una constatación de que aquello que te gusta funciona. Cuando el cine independiente, que quizá no había llegado a grandes salas y público, con temas arriesgados, controvertidos o poco comerciales, se reconoce en forma de premios, todo se unifica en un mismo canal, y es muy satisfactorio. A su vez, refuerza que el camino que de manera instintiva has tomado es el correcto.

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© Luc Knowles

J.C: Siguiendo esta línea, en tu primera película la funcionalidad de la cámara es orgánica: no es un mero testigo de la acción, sino que interpela e invade la intimidad de los personajes. ¿Será esta una seña de identidad en el cine que viene de Luc Knowles?

L.K: Sí, aunque no me lo planteo como un dogma u obligación en el que necesite marcar un lenguaje de cámara concreto. Sí que me gustaría plasmar la voz que tengo y mi manera de ver el mundo en los guiones que escribo y en las imágenes que capto, de la manera más íntegra a cómo lo siento. Las películas que hago tienen un componente social muy grande. Intento retratarlo con honestidad y la mayor realidad posible, evitando caer en clichés o panfletos. La forma de hacerlo es trasladar esta realidad al lenguaje del documental, usando la cámara en mano y evocando la sensación de que estás robando un instante de verdad, más que planificando una escena donde hay un “prevenidos”, “acción” y “corten”. En Libélulas este estilo estaba muy marcado, y en Hugo 24 seguimos una línea bastante similar.

J.C: Con ese componente social tan grande que comentas, los personajes de tus películas tienen también un carácter muy marcado. Quería preguntarte por la forma en la que abordas la escritura de los personajes, el trabajo en la elección del reparto y la manera de dirigir a los actores en el set.

L.K: No tengo una metodología clara sobre cómo escribo o hacia dónde derivan las historias. Suelo partir de un problema de fondo, una escena o una imagen que me parezca magnética y que invite a seguir tirando de ese hilo para ver adónde lleva.

A la hora de construir los personajes, intento guardar una correlación entre el lugar al que quieren llegar con sus metas y el trasfondo de la película. Dejo que el personaje crezca por su cuenta y doy una pequeña libertad a los actores, basada en el error/acierto para calibrar el tono durante ensayo. En ese momento, permito que hagan unas ligeras propuestas sobre el texto, pero, después, me gusta llegar al rodaje con las cosas muy marcadas, tanto en cámara como en guion.

Suelo escribir los personajes pensando en actores que conozco, sabiendo lo que pueden dar o pidiéndoles registros diferentes para explotar hasta el último gramo de su talento y ver hasta dónde podemos navegar con sus personajes. En otras ocasiones, tengo muy claro el personaje, pero no al actor, por lo que abrimos un casting y buscamos el registro necesario.

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© Luc Knowles

J.C: Milena Smit y Olivia Baglivi, las protagonistas de Libélulas, comentan el buen ambiente de trabajo que se generó en el rodaje de la película. El momento de mayor intensidad entre ambas es uno en el que el ritmo y montaje se detienen en un plano secuencia de más de cuatro minutos. ¿Cómo planificas y coreografías este tipo de escena como director y junto a las actrices?

L.K: A nivel cámara teníamos todo muy planificado, porque rodamos esta escena durante un atardecer y, con el tiempo físico que disponíamos, solo podíamos hacer tres tomas del plano secuencia. Milena y Olivia sí que ensayaron antes un par de veces el texto, calibramos mecánicamente la coreografía del plano para ver la ubicación de ellas y la cámara, pero dejé esta escena, de manera consciente, para el último día de rodaje con el objetivo de que toda la carga emocional del viaje entre ambas estuviese a flor de piel. De esta conexión surgió una explosión emocional muy pura, auténtica y, diría, espontánea. Aunque el texto estaba muy trabajado, ellas tenían cierta libertad cinética, ya que esa violencia física que transmiten es orgánica, fruto de la rabia propia de la interpretación que nace de su talento. El plano medio-abierto permitía una horquilla de improvisación corporal para las dos actrices. Tras el “corten”, todo el equipo estaba tan emocionado que la escena que ha quedado es la única que se rodó. No repetimos más.

El ejemplo de la química que surgió entre Milena y Olivia durante el rodaje de la película, y que ha traspasado la pantalla, es que coincidieron por primera vez en los ensayos, y hoy en día son grandísimas amigas.

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© Luc Knowles

J.C: Hablemos ahora de tu nueva película, Hugo 24. ¿Qué nos puedes contar sobre la elección del reparto?

L.K: Hila un poco con la respuesta anterior. Es curioso cómo la relación entre dos de los personajes de Hugo 24, Arón Piper y Marco Cáceres, contrasta con el proceso de Milena Smit y Olivia Baglivi.

Marco supo de Libélulas incluso antes de su estreno, ya que coincidió con Milena en el rodaje de La chica de nieve y se interesó mucho por la relación de amistad tan estrecha entre los dos personajes protagonistas. Tuve un primer contacto con él y comentó que le había gustado mucho la película, que entraba dentro del cine que él quería hacer, y que ojalá algún día pudiera construir personajes así con su mejor amigo desde hacía más de diez años, Arón Piper. Finalmente, hablé con ambos, conocieron el guion, cómo lo queríamos abordar y aceptaron con mucha ilusión para hacer realidad este deseo. Esta amistad se trasladó al set de rodaje de inmediato. Trabajar con ellos ha sido pura magia. Toda la química y el magnetismo está presente en la película, y físicamente son personajes muy icónicos, reconocibles y recordables.

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© Luc Knowles

J.C: En esta ocasión ruedas en el norte de la ciudad de Madrid, entre edificios que oprimen físicamente al protagonista. Por el contrario, las localizaciones en Libélulas, pese a rodarse en la sierra de Madrid, retrotraen a un barrio norteamericano, con casas bajas y paisajes por los que se mueven los personajes. ¿Cuán importante es la elección de las localizaciones para tus películas?

L.K: Es un contexto que interpela directamente al protagonista, por lo que es, prácticamente, un personaje más en mis películas.

En el caso de Libélulas, queríamos mostrar un extrarradio basado en la lejanía, la exclusión, y donde los personajes estaban completamente aislados de cualquier realidad más allá de la suya propia. Mientras que en Hugo 24, los personajes también se mueven por el extrarradio, pero, en este caso, de una gran ciudad como Madrid. Queríamos reflejar el tipo de barrio obrero en el que antes se podía vivir teniendo una economía humilde y el contraste con la situación actual, en la que los precios de la vivienda se han disparado y el consecuente problema que esto está generando en nuestro país, centralizado, sobre todo, en grandes urbes como Madrid, Barcelona o Málaga. La gente se está viendo expulsada de sus propios barrios por el incesante incremento de los precios, que dificulta mucho llegar a fin de mes.

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© Luc Knowles

J.C: ¿Has utilizado algún bagaje personal o contextual para reflejar este problema en pantalla y a la hora de escribir la película?

L.K: Inevitablemente, porque es un problema que está en la calle. En el propio barrio donde vivo ves que es una preocupación que afecta tanto a conocidos como a no conocidos de tu alrededor. Es una conversación latente en los bares, cuando te sientas a tomar un café por la mañana. Hay una sensación de que el eterno problema del paro ahora ha sido sustituido como principal preocupación por la dificultad a la hora de abordar el pago de un lugar digno para vivir. Es dramático escuchar a familias viviendo en muy pocos metros cuadrados, alquilando habitaciones, sin posibilidad de acometer el gasto de una vivienda porque los precios son inaccesibles.

J.C: Hace unos meses estuvimos con Bertrand Bonello y comentaba que el verdadero reto para un director joven no es hacer su ópera prima, sino sacar adelante su segunda película. Nos gustaría saber qué opinas sobre esto y cómo ha sido para ti el proceso entre Libélulas y Hugo24, sobre todo a nivel de producción, distribución, etc.

L.K: Estoy totalmente de acuerdo con él. Se suele llamar «la constatación», aunque luego en la vida siempre hay más oportunidades y cada caso tendrá sus particularidades, pero sí que hay algo diferente cuando un presupuesto es más elevado y hay más gente apostando por el proyecto. La primera película la sacas adelante como puedes, manejando un presupuesto muy ajustado, con toda la pasión y esfuerzo del mundo, con gente ayudando, etc. En cambio, en el segundo proyecto lo haces «como quieres». No hay excusas porque tienes a uno de los actores hispanohablantes más importantes del momento. Tengo la oportunidad de dirigir a Marta Etura, una de mis actrices favoritas desde siempre. La novia de Hugo está interpretada por otra magnífica actriz como Greta Fernández. El personaje antagónico y villano de este barrio es Javier Pereira. Y, además, vienes con el viento a favor generado por Libélulas en el Festival de Cine de Málaga. He tenido todas las facilidades posibles para rodar lo que quería hacer, y eso es una responsabilidad porque para bien o para mal hay un único señalado que soy yo como director. Así que sí, entiendo esta suerte de revalida en la segunda película con lo que ello conlleva, pero estoy muy contento con lo que hemos hecho. Es una gran película y, pienso, que tiene algo de auténtico retrato generacional: una oda a Madrid, a la amistad y del paso a la madurez.

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© Luc Knowles

J.C: Esta pregunta me gusta realizarla a modo de conocer cómo los directores llegáis a serlo. No sé si existe un momento determinado en tu vida, una película, una anécdota, un recuerdo que sea un punto de inflexión para lanzarte a hacer cine.

L.K: Recuerdo con claridad el momento en el que me interesé por cómo se hace el cine, y tiene que ver con la herencia paterna. Estábamos toda la familia veraneando en la casa de Alicante y yo tendría siete años. Mi padre siempre ha sido muy cinéfilo y, con el único objetivo de divertirnos, grabó una especie de cortometraje en el que mezclaba imágenes nuestras de primos, amigos, vecinos, caracterizados con la ropa que por allí tenían a mano, intercaladas con escenas de cine negro. Era divertido ver interactuar a Humphrey Bogart con mi madre en ese corto familiar hecho con dos reproductores VHS para divertir a unos niños. Es algo que los años siguientes replicamos y que puedo entrever como la chispa, casi inconsciente, que encendió mi interés por la dirección.

J.C: Dentro de esto, ¿cuáles son las influencias, conscientes o inconscientes, que crees se filtran a través de tu manera de hacer películas?

L.K: Hay influencias inconscientes que se impregnan viendo mucho cine, tanto en la infancia como en la adolescencia. De este amor primario por el cine guardas ídolos más que referentes. Luego sí hay un crecimiento cinematográfico en el que ya te fijas y aprendes de muchos otros directores y de su forma de hacer películas.

Por ser algo más concreto, ya hemos hablado al principio de la entrevista de Sean Baker. También, de otra época, Larry Clark o Michael Mann, aunque suelo fijarme en momentos concretos de sus carreras y no tanto en la globalidad de las mismas, ya que han evolucionado y transformando su lenguaje cinematográfico. En un contexto más cercano al cine español, he crecido con los guiones de Fernando León de Aranoa, que son una inspiración y a los que vuelvo una y otra vez. Me gusta mucho, también, la época en la que Alejandro González Iñárritu trabajaba junto a Guillermo Arriaga. Por citarte alguno de los nombres más recientes, te diría que me encanta la hiperrealidad del cine de Carla Simón, con esa delicadeza tan propia que tiene y que logra capturar como nadie.

En Hugo 24 intento aprovechar ese detector de verdad y altavoz del que disponemos para perseguir esta hiperrealidad, y hemos incluido entrevistas de gente real que vive en esta zona de Madrid Norte.

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© Luc Knowles

J.C: Para finalizar esta entrevista, queremos darte este espacio para que seas tú quien se dirija a los espectadores y les invite a ver Hugo 24, a la vez que también queremos agradecer tu presencia en mundoCine y desearte lo mejor en esta nueva película, que vamos a seguir muy de cerca.

L.K: Vais a disfrutar mucho de todas las capas que tiene la película y, sobre todo, con el excelente nivel del reparto. Arón hace un trabajo impresionante, con una implicación absoluta desde momento en que leyó el guion. Es un protagonista todoterreno que carga sobre él toda la historia porque, de hecho, sale en todas las escenas de la película. Hace un papel excelente con un personaje muy diferente a él, y con una serie de conflictos internos que están a punto de explotar. También la recomiendo por el problema de fondo que aborda, y que, pienso, es transversal a toda una generación afectada por el encarecimiento de la vivienda. Y, sobre todo, porque siendo un drama social no deja de ser una película muy dinámica, muy divertida de ver y de la que estamos deseando conocer vuestras impresiones.

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© Luc Knowles

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Jesús Casas

Técnico Superior. Coordinador de Deportes. Curioso cultural y ávido consumidor de cine clásico (Hitchcock - Buñuel - Ford). Madrid.

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