Crítica de ‘Terra Alta’: Cuando la tierra nunca olvida y la venganza es ciega.

Las expectativas ante Terra Alta son elevadas, no nos vamos a engañar. Porque proviene de la novela homónima de Javier Cercas, ganadora del Premio Planeta en 2019, y aterriza en un momento en el que Movistar Plus+ todavía saborea el éxito de Anatomía de un instante, también del mismo autor.
La historia nos traslada a la comarca tarraconense de Terra Alta, donde todavía resuenan los ecos del sufrimiento de la Guerra Civil. Sin embargo, todo parece transcurrir con tranquilidad hasta que aparecen los cadáveres, cruelmente asesinados y torturados, del matrimonio Alell, propietarios de la empresa más poderosa del lugar. El inspector de los Mossos d’Esquadra, Melchor Marín, comenzará a investigar el caso y, al hacerlo, aflorarán en él oscuros recuerdos y traumas que creía enterrados.

Esta adaptación, atractiva e interesante, inaugura una trilogía literaria que continúa con Independencia y El castillo de Barbazul, todas con Marín como protagonista. No obstante, no está exenta de polémica. Fue dirigida por Eduard Cortés (Dime quién soy), sobre quien pesan denuncias de acoso sexual de 27 mujeres, y la obra literaria fue objeto de acusaciones de plagio que no llegaron a los tribunales. Algunos usuarios alegaban que el personaje principal guardaba demasiadas similitudes con el protagonista de El hombre de la gasolinera, de Francisco Sánchez Manzano: ambos crecieron sin una base familiar sólida, fueron rescatados por un bibliotecario y acabaron convirtiéndose en héroes anónimos tras un atentado yihadista. Quizás por todas estas circunstancias, la plataforma de streaming la tuvo guardada en un cajón, estrenándola ahora de manera casi clandestina y con mínima promoción.
Pero vayamos a lo importante. Este thriller policíaco, creado por Eligio Montero (Buñuel en el laberinto de las tortugas), nos sumerge en el traumático pasado de Melchor Marín mediante flashbacks muy efectivos. Así se va construyendo y definiendo con coherencia el personaje principal, permitiendo que el espectador comprenda perfectamente los motivos que le llevaron a pasar de ser un preso por delitos de narcotráfico a convertirse en policía.
En este proceso, la novela Los miserables, de Victor Hugo, le servirá de catarsis, hasta el punto de obsesionarse con el caso como Javert, el policía de la famosa obra, empeñado en capturar al culpable sin plantearse si hay justicia en ello. Así, la miniserie de seis episodios aborda temas muy relevantes, como la venganza y su capacidad para nublar el juicio, hasta transformándose en obsesión, o la necesidad de sanar las heridas del pasado para evitar que reaparezcan.

En todo ello, el reparto, predominantemente catalán, es convincente. Miguel Bernardeau (Querer) realiza un trabajo notable como Melchor, ya que ha de pasar por numerosos registros, aunque tiende sobre todo a la tristeza, la melancolía y la ira contenida. A su lado, Iván Massagué (El cuco de cristal) cumple como su compañero, pero no destaca tanto en un papel al que, lamentablemente, ya nos tiene acostumbrados. Destacan Goya Toledo (Amores perros) como la superior a cargo del caso; Marta Etura (Celda 211) como Olga, esposa de Melchor; Francesc Orella (Menudas piezas), que aparece poco, pero siempre deslumbrante; y un espectacular Pere Ponce (Amo tu cama rica) que, con un rol más bien pequeño, logra impactar como amigo de la familia y figura de influencia sobre el protagonista.

El apartado técnico contribuye de manera decisiva a la atmósfera. El trabajo de fotografía de Joan Benet (Merlí) es bastante loable, envolviendo la puesta en escena con un halo de luz que simula la natural –en ocasiones, excesiva–, para lograr realismo y, a la vez, trasladarnos a la belleza del entorno con días radiantes y soleados.
Mención aparte merece la magnífica banda sonora, compuesta por Arturo Cardelús (Guardiana de dragones), recientemente laureado con el Hollywood Music in Media Award. Su melodía acompaña a los acontecimientos de forma muy coherente. Incluso cuando no hay diálogos, la música evoca emociones, ya sean melodramáticas o de miedo y angustia. Los motivos repetitivos y los matices de percusión generan una gran tensión en los momentos de mayor suspense, mientras que los pasajes más melancólicos son sostenidos por violín o piano para acompañar los recuerdos dolorosos de Melchor.

En conclusión, Terra Alta es un producto adictivo que cumplirá las expectativas del espectador hasta su último capítulo. Queda en el aire si la plataforma decidirá adaptar al formato televisivo el resto de libros que conforman la saga.
NOTA: ★★★½
«TERRA ALTA», ESTRENO HOY EN MOVISTAR PLUS+.
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