Crítica de ‘Esmorza amb mi’ (‘Desayuna Conmigo’): Un debut sobre altibajos emocionales.

El director teatral y también actor Iván Morales debuta con su primer largometraje, Esmorza amb mi (Desayuna conmigo), basado en su obra de teatro homónima, una historia de vidas y destinos cruzados en la que cuatro personajes están en constante búsqueda y luchan por encontrar su lugar en el mundo. La película llega mañana a los cines tras su paso por el Festival de Málaga, donde, en la sección Zonazine, se hizo con cuatro Biznagas de Plata: Mejor Película española, Mejor Interpretación Femenina para Anna Alarcón, Mejor Interpretación Masculina para Iván Massagué y el Premio del Público.
En Esmorza amb mi, Natalia (Anna Alarcón), una madre soltera que tiene un accidente y queda paralítica, se encuentra en el hospital con Salva (Ivan Massagué), un antiguo amigo de la juventud focalizado en ayudar a los demás a través de su trabajo como enfermero para huir de su pasado delictivo. Por su parte, Salva mantiene una relación con Carlota (Marina Salas), quien, después de una vida de excesos, pretende marcharse de la ciudad, perseguida por el recuerdo de un amor platónico, Omar (Álvaro Cervantes), un músico urbano en crisis personal y creativa que, a su vez, coincide con Natalia en una noche esporádica.

Estas historias encapsuladas en el centro de la ciudad de Barcelona tratan de hacer un retrato generacional de la precariedad y la desconexión emocional, con un tono poético quizás demasiado sobrecargado e incoherencias en la forma de actuar de sus personajes, lo que da como resultado una intención forzada, cargada de dramatismo ineficaz.
Se puede entender, dentro de un contexto urbanita y feminista, tanto el discurso de Natalia, que rechaza la monogamia tradicional y su deseo de explorar el desamor en palabras ajenas a través de un documental que realiza, en el que recoge testimonios de personas aleatorias, como el que forma la pareja de Salva y Carlota, cuyo cansancio y hartazgo por la explotación laboral y las subidas de los alquileres hace que aspiren a una vida en el campo, creyendo que eso arreglaría su situación. Sin embargo, el guion no desarrolla en profundidad la psicología de sus personajes: no sabemos el motivo de sus objetivos y anhelos, tampoco elabora sus sentimientos, y se da por hecho una bondad y una empatía hacia los demás que, por otro lado, marca el sentido y es el punto de partida del todo el film.

Con esto, los personajes, inmersos en la rutina aburrida y necesitados de amor, se encuentran solos en sus relaciones y se acercan a los demás impulsados por la necesidad de sentirse queridos o, al menos, escuchados.
Al mismo tiempo, la narración resalta por su ritmo. Alejado del tono teatral, no solo la música ecléctica (pasando por Lia Kali hasta Manzanita), sino también la introducción de pantallas con su respectivo cambio de formato, dan sensación de cercanía y, en algunas ocasiones, es incluso reveladora, aunque termina por descompensarse y se torna reiterativa, como se ejemplifica en la historia de Omar y su búsqueda de inspiración.
Eso sí, cabe mencionar las actuaciones llenas de naturalidad, especialmente de Álvaro Cervantes (Sorda), quien se ajusta con precisión y certeza a la intensidad emocional, reflejando la frustración y la soledad que atraviesa Omar, aunque su monólogo final resulte poco convincente.

Para concluir, Esmorza amb mi es una película con potencial, de tintes creativos e intencionalmente empeñada en ser contemporánea, donde las casualidades convergen finalmente de forma algo atropellada y explícita en los diálogos, dejando entrever una obra sobreexplicada que no sabe qué camino tomar. Es por ello que nos deja con la misma impresión que a sus personajes: en búsqueda de algo más.
NOTA: ★★☆☆☆
«ESMORZA AMB MI», ESTRENO MAÑANA EN CINES.
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