David Valero, director de la película ‘Enemigos’: «El cine tiene el poder y también la obligación de generar debate».
Entrevistamos en exclusiva al cineasta que presenta su nuevo trabajo este viernes en cines.

Con Enemigos, David Valero firma una de las propuestas más personales y contundentes del cine español reciente. Enmarcada en los márgenes de la sociedad y con ecos inconfundibles del cine quinqui de finales de los años 70, la película no se limita a revisitar un género, sino que lo reinterpreta desde una sensibilidad actual, combinando realismo social, reflexión moral y una mirada profundamente empática hacia sus personajes.
En esta entrevista de mundoCine con Valero, abordamos las claves de esta obra donde la calle, la violencia, el perdón y la dignidad se entrelazan en un relato que desafía las convenciones y deja una huella emocional duradera. Desde la construcción de los personajes hasta la dirección de actores, pasando por decisiones formales y éticas, el director alicantino nos desvela las capas de una película que, sin renunciar a lo crudo, apuesta por la esperanza.
En Enemigos, se puede apreciar cierta evolución y un tratamiento más contemporáneo del cine quinqui de finales de los 70s. ¿Qué elemento del cine quinqui original te interesaban para Enemigos, y cuál ha sido el toque personal que le has querido aportar al género?
David Valero: A ver, realmente es cierto que Enemigos bebe del cine quinqui, aunque para ser cine quinqui real habría que haber contado con actores de la calle, quinquis de verdad. Yo tengo a mis quinquis, que son Christian Checa y Hugo Welzel. Lo que sí me interesaba de ese cine era la realidad de la calle, el lenguaje, el ambiente, y creo que en Enemigos se consigue perfectamente ese ambiente de los barrios más desfavorecidos, y también el lenguaje con una gran libertad a la hora de ensayar, donde los actores podían improvisar una vez que ya habían entendido sus personajes, y eso le da mucha verdad a la película. Yo creo que juego con un cine más comercial porque hay un montaje hay más cuidado, hay planos cortos pero luego también un montaje más de autor, hay gerencias de planos más largos. Yo creo que tiene una mezcla un poco de todo. La referencia en eso, por ejemplo, ha sido 7 vírgenes, de Alberto Rodríguez, El bola y un director alicantino, que es colega y un gran director, que es Carlos Salado, que rodó hace unos años Criando ratas, que eso sí que es cine quinqui, con quinquis de la calle.

En la película hay una reflexión sobre el perdón que roza lo bíblico. ¿Cómo trabajaste esta evolución moral en el guion y en la dirección de los actores protagonistas?
David Valero: Es importante para llegar a ese perdón empatizar con la figura de El Rubio. Porque, realmente, si no hubiéramos conocido toda la historia que lo precede, ese perdón no habría existido. Ese perdón, quizá de la religión cristiana, aquí va más por un valor que es más el tema de la empatía. Es decir, empatizo contigo, y ese perdón más que hacia ti y es más hacia mí; te perdono y también me perdono. Creo que ese click era esencial dentro de la historia, porque si no habría quedado en una mera anécdota. Era importante conocer la historia de El Rubio para poder entender por qué se llega a ese perdón.
En Enemigos hay una sutil pero inquietante alusión a la muerte digna y la vida digna en general. ¿Por qué decidiste introducir este concepto, aunque no fuera de manera central para el devenir de la trama?
David Valero: Yo creo que aquí, para dejar un poco la incógnita, es importante este final porque abre un debate hacia el espectador. Es decir, cada uno, según su carácter, su forma de ser, sus vivencias, su educación, va a estar destinado hacia un tino u otro. Un final que, más allá de qué final era, creo que era importante porque plantea el tema de creer en la segunda oportunidad.
Da la sensación de que Enemigos podría haber terminado de forma diferente. ¿Por qué decidiste concluir la historia de la forma en la que termina?
David Valero: Es bastante complejo porque se debatió mucho este final. Grabamos varios finales. ¿Por qué este? Yo te voy a hablar como director desde mi punto de vista y yo creo que este final tiene que trascender más allá de la obra porque creo que este final abre las puertas a la gente que esté pasando por momentos así familiares o personas que lo están sufriendo tengan la esperanza de decir voy a seguir luchando.

A nivel de dirección de actores, ¿cómo fue la experiencia de trabajar con dos actores tan jóvenes como lo son Christian Checa y Hugo Welzel?
David Valero: Trabajar con ellos fue una satisfacción porque tienen mucho talento los dos. Son muy jóvenes y tienen mucha madurez. Estaban súper entregados con el proyecto, con muchas ganas de hacer la película. Hubo mucho tiempo de largas charlas hasta que encontramos ese punto medio entre ellos dos y yo, el director, para definir los personajes. Cuando ellos tuvieron ya el personaje claro, que era lo que yo quería, y cómo ellos se sentían más cómodos, a partir de ahí empezamos a trabajar todo: los diálogos, las escenas… Para crear esa realidad que es el universo de Enemigos. Es un regalo trabajar con ellos dos porque tienen esa verdad de la calle siendo actores, realidad por los poros de la piel, y creo que eso hace que la película sea todavía más interesante.
La película tiene un fuerte componente social. ¿Crees que el cine sigue teniendo el poder de generar debate y conciencia sobre estos temas?
David Valero: El cine tiene el poder y también la obligación de generar debate y de intentar hacer que la gente cambie. Que cambie para ser mejores seres humanos. Yo espero que Enemigos consiga que la gente, al salir del cine, sea un poquito mejor persona o, por lo menos, que cambie su perspectiva sobre ciertas creencias, y que la recomienden.
Enemigos intenta abarcar muchas capas narrativas, desde la venganza hasta la redención. ¿Hubo algo que tuviste que dejar fuera del montaje final para no sobrecargar la película?
David Valero: Si hay algo de lo que me arrepiento quizás es de no haber recortado más el guion. Porque tenemos muchas escenas rodadas que se quedaron fuera y se quedaron fuera porque realmente no eran necesarias. Lo que está en la película tiene que estar, y lo que quedó fuera no aportaba nada enriquecedor a la película.
«ENEMIGOS» SE ESTRENA EN CINES ESTE VIERNES.

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